Hace un lustro, el actual jefe de Estado ganó la batalla por el Palacio del Elíseo frente a la representante de la extrema derecha con el 66 por ciento de los votos, un escenario contundente que ni los sondeos iniciales ni los especialistas prevén su repetición el 24 de abril, cuando más de 48 millones de franceses volverán a estar convocados a las urnas.
Según la pesquisa del Instituto Elabe para el canal BFM TV y el semanario L’Express, el líder de La República en Marcha mantendría el cargo con el 52 por ciento de los sufragios a su favor, mientras la fundadora de Agrupación Nacional, heredera del ultraderechista Frente Nacional, obtendría un 48.
Más holgada sería la victoria para Macron en la encuesta de Ipsos-Sopra Steria para la cadena Franceinfo y el diario Le Parisien, con el 54 por ciento de las intenciones de voto, similar al margen reflejado en el estudio de opinión de Odoxa-Mascaret.
Anoche, tras anunciarse la repetición del balotaje del 2017, el presidente francés, quien contó con un 27,6 por ciento de apoyo en la primera ronda, y Le Pen (23,4) solicitaron el respaldo de los electores.
Casi todos los otros 10 candidatos en liza ofrecieron su apoyo a Macron para impedir la llegada al Elíseo de la extrema derecha, encarnada en la diputada y aspirante por tercera vez a la presidencia, quien ha moderado su discurso para atraer a ciudadanos.
Sin embargo, sus posturas antiinmigrantes y antieuropeas, en particular contra la libre circulación por el espacio Schengen, la convierten en blanco de críticas, aun cuando muchos comparten su visión sobre la seguridad pública y las acciones para enfrentar la pérdida del poder adquisitivo de la población.
Un factor a tener en cuenta en el balotaje del 24 de abril será el abstencionismo, que ayer en la primera vuelta superó un 25 por ciento, tres puntos por encima del registrado hace cinco años, pero por debajo del récord de un 28,4 en los comicios del 2002.
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