Cuando llegó a este centro para personas con discapacidad intelectual, la timidez era el rasgo distintivo en aquel niño con la mente llena de incertidumbres, pero el apoyo de su familia, una atención educativa esmerada y la preparación para el empleo fueron tornando la inseguridad en metas alcanzadas.
Hoy no solo es el maestro del cual uno de sus alumnos habló con orgullo a Prensa Latina; también aprende idiomas, piensa en el futuro montar su propia exposición y hacer una carrera universitaria, y justo el día de esta entrevista empezaba un pluriempleo. “El límite es uno mismo”, dice sin reparos.
De eso se convenció cuando su maestra de artes plásticas advirtió en él habilidades “especiales”: “ella me dijo, tú puedes, y aquí estoy”, afirma a la vez que confiesa la pena por haber perdido, solo en condición física, a quien prácticamente se convirtiera para él en otra madre.
INCLUSIÓN PARA LA VIDA
De pequeño Reinaldo Mendoza cursó el primer grado en una escuela regular, pero una evaluación temprana en el Centro de Diagnóstico y Orientación (CDO) de su territorio justificó que ameritaba el tránsito por una institución para niños con necesidades educativas especiales (NEE).
De ese tipo existen en el país hoy 344 instalaciones, con una matrícula de 32 mil 423 educandos, quienes tras la evaluación psicopedagógica de los especialistas de un CDO y con el consentimiento de la familia como condición necesaria para el tránsito, comenzaron a recibir la atención especializada de sus profesionales.
“Me sentía un poco raro al principio, pero después con el avance de las clases, la ayuda de mis profesores, fui pasando de año, y entonces en el sexto grado empecé los talleres de diversos tipos que se realizan en la escuela”, resume Mendoza sobre su experiencia.
Así “el profe” hace referencia a uno de los rasgos de la enseñanza especial en Cuba, que significa además de recibir el currículo académico, prepararse para la vida adulta e independiente y, sobre todo, la inserción social y el empleo.
Educación doméstica, confecciones, técnicas agropecuarias, carpintería y artesanía son algunas de las habilidades adquiridas en las escuelas para niños con NEE, pero fue la última la que despertó en Mendoza lo que considera una vocación.
“Me gusta el arte en todos los sentidos, pero sobre todo la pintura. También enseñar a los niños, ver en ellos quién tiene más potencialidades para incentivarlos como hicieron conmigo”, asegura.
La directora de la institución, Pilar Medina, con casi 40 años de trabajo en esa enseñanza y más de 20 en la “Sierra Maestra”, enfatiza que estos centros están concebidos para transitar por ellos de forma temporal, y si se logra el desarrollo necesario insertar a los alumnos en las escuelas regulares.
Como parte de esa inclusión, seis de sus educandos están incorporados hoy a la educación general -y como ellos un total de 11 mil estudiantes en todo el país-, con el seguimiento de los “maestros de apoyo”, una suerte de puente entre los niños con NEE y los docentes, que permite el reforzamiento de la preparación.
La maestra habla también de la proyección socio-cultural de la institución. “Tenemos un proyecto en la comunidad, se hacen actividades culturales. El 2 de abril celebramos el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo”.
Además, “hemos tenido alumnos que han participado en olimpiadas internacionales, en eventos centroamericanos y panamericanos y obtenido medallas”, argumenta.
“LO ESENCIAL ES INVISIBLE A LOS OJOS”
Quizás por esa formación autodidacta y por su amplio universo pictórico -integrado por la pintura, dibujo, diseño y muralismo- es que Mendoza prefiere, entre los representantes de la plástica de Cuba, a uno de los principales artistas del siglo XX, René Portocarrero (1912-1985).
Según describe el profesor, un día en su vida comienza con la llegada a la escuela Sierra Maestra y termina cuando se despide; no obstante, el camino para llegar hasta aquí no estuvo exento de dudas por algunos que desconfiaron de sus capacidades.
“A pesar de las políticas y programas creados por la Revolución para brindar a estas personas oportunidades y accesos, allá ´afuera´ hay una sociedad no siempre sensibilizada”, advierte la directora sobre la discriminación que persiste, incluso cuando está sancionada por ley.
Las experiencias individuales, no obstante, corroboran que es posible enfrentarse a ella con voluntad. “Cuando Reinaldo llegó a los 18 años, logramos que pasara un curso de auxiliar pedagógico y luego uno de habilitación para maestro de taller. En ambos fue el mejor de la clase”, recuerda Medina.
De los 18 niños egresados el pasado año en esa institución, tres transitaron a Escuelas de Oficio y cinco se incorporaron al empleo, mientras el resto espera por arribar a la edad laboral.
Ello responde a una estrategia del Ministerio de Educación (Mined), a partir de la coordinación con empresas y entidades del territorio, que según estadísticas del organismo permite al 98 por ciento de los graduados con capacidades para trabajar alcanzar un empleo, aunque todavía la estabilidad constituye un desafío.
De acuerdo con el Mined, además, cada año alrededor de 200 estudiantes con NEE arriban a la enseñanza superior. “Es que no podemos juzgar a las personas por lo que se ve, lo esencial es invisible a los ojos (como subrayara el escritor francés Antoine de Saint-Exupéry)”, remarca Mendoza.
ESPECIAL NO SOLO PARA CUBA
Beatriz Roque, directora general de esta enseñanza en la nación antillana, explica a Prensa Latina que el informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo correspondiente al año 2020 realizó un reconocimiento al modelo educativo cubano y la labor desarrollada por sus profesionales durante seis décadas.
La isla caribeña recibe también la consideración de organismos internacionales como Unicef, con quien tiene un trabajo sostenido para la inclusión educativa de niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad y en hogares sin amparo familiar, detalla.
Sobre las distintas modalidades que conforman esta enseñanza, indica que no solo se circunscribe a los centros especializados, si no comprende también la atención hospitalaria para alumnos con largos periodos de ingreso y los maestros ambulantes, quienes llevan los servicios a las casas de educandos con complejas enfermedades.
Además, el país cuenta con tres escuelas regionales para la atención a aquellos niños con discapacidades físico-motoras que viven en zonas de difícil acceso, precisa.
Distingue a los centros la concentración de los recursos necesarios para el tratamiento -advierte la especialista- por ejemplo, los alumnos con discapacidad auditiva poseen sus propios salones de estimulación.
De igual manera, Cuba participa en las jornadas de la Red Iberoamericana de NEE y también su Instituto Central de Ciencias Pedagógicas posee una maestría certificada en educación especial.
La colaboración internacional en esta materia llega a países como Venezuela, Ecuador, Bolivia y México, donde a criterio de Roque la nación antillana no fue a imponer un modelo, sino a brindar asesorías y compartir experiencias.
“Yo soy resultado de esa concepción de la enseñanza especial en Cuba. Si volviera a nacer sería otra vez maestro. Esta es una obra de infinito amor”, refiere Mendoza mientras comienza a preparar el aula para su próximo turno de clases.
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