En declaraciones al canal público France 2, el mandatario respondió a comentarios de la líder de la ultraderechista Agrupación Nacional, quien ayer atribuyó al jefe de Estado un comportamiento contrario a la democracia, en medio de ataques mutuos de cara a la reedición de la segunda ronda de las presidenciales de 2017.
Macron basó sus acusaciones en declaraciones de Le Pen sobre la Constitución de la República y su voluntad de impulsar consultas populares aun cuando no estén recogidas en la misma, la decisión de impedir la presencia de determinados medios en sus actos de campaña y de retomar el tema de la pena de muerte, aunque su partido negó este miércoles tal interés.
Esta receta de cambiar la Constitución a su antojo, nos muestra la cara verdadera de la extrema derecha, la que no respeta las libertades fundamentales, la independencia de la prensa y valores que están en el corazón de nuestra sociedad como la abolición de la pena de muerte, advirtió.
De acuerdo con el mandatario, las reglas de la República deberían respetarse, y en particular lo estipulado en su carta magna.
Por su parte, Le Pen consideró que Macron se distancia de la democracia, y en ese sentido ofreció reformas que aumenten la participación ciudadana mediante referendos.
La emigración, la seguridad interior y las relaciones dentro de la Unión Europea son temas también de fuerte desencuentro entre los candidatos, quienes en las calles y en declaraciones a medios intentan conquistar a los electores, en un padrón de casi 49 millones de franceses.
Los cerca de 13 millones de ciudadanos que no votaron el domingo pasado en la primera vuelta, un 26 por ciento de los inscritos, y los 17 millones que respaldaron a otros aspirantes al Palacio del Elíseo, representan un amplio campo de seducción por los rivales en el balotaje.
De momento, las encuestas coinciden en el favoritismo de Macron, aunque con una menor ventaja que el 66 por ciento de votos que logró en la segunda ronda de 2017.
Otro aspecto favorable para el presidente es el compromiso de casi todos los candidatos que compitieron en la primera vuelta con evitar que la extrema derecha llegue al poder en Francia, entre ellos el insumiso Jean-Luc Mélenchon, tercero el domingo en las urnas, la conservadora Valérie Pécresse, el ecologista Yannick Jadot y el comunista Fabien Roussel.
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