De acuerdo con documentos históricos, este fue uno de los 165 atentados terroristas ejecutados entre 1974 y 1976 contra representaciones y diplomáticos cubanos en 24 países.
Según testimonios, al detectar el dispositivo en las oficinas de la representación, Adriana Corcho, de manera ecuánime, avisó al resto de los funcionarios y trabajadores de la sede sobre la situación.
Cada año la Cancillería de la nación antillana rememora el triste suceso que fue parte de una cadena de actos terroristas auspiciados por la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos con el objetivo de debilitar y destruir a la Revolución cubana.
Un total de 11 mártires tiene el servicio exterior de la isla, los cuales fueron asesinados violentamente en diferentes partes del mundo.
En abril de 2020, la embajada cubana en Washington recibió un ataque con arma de fuego, donde nadie perdió la vida, pero sobre el cual el Gobierno estadounidense no emitió ninguna declaración de condena.
Más recientemente, en julio último, la representación cubana en París sufrió un atentado con bombas caseras, fruto del odio hacia el país caribeño alentado desde Estados Unidos, de acuerdo con las autoridades cubanas.
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