Ese encuentro regional evidenció que en el sistema capitalista el envejecimiento poblacional no es un tema de prioridad para los estados.
La experiencia de Cuba es única en el mundo, acotaron los presentes, quienes mostraron orgullo por el trabajo que realizan los ministerios para proteger la vida de las personas adultas.
Fue muy aplaudida la conferencia de Teresa Orosa, presidenta de la Cátedra del Adulto Mayor de la Universidad de La Habana sobre las acciones que realiza esa institución desde su fundación el 14 de febrero del año 2000.
Era algo nuevo para Cuba, dijo a Prensa Latina, aunque en algunos países ya existían universidades de la tercera edad.
El primer logro fue la alianza con el movimiento de atención a jubilados y pensionados de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC).
Un estudio inicial evidenció los contenidos que necesitaban recibir los primeros cursantes jubilados, quienes, además de cultivar el alma pudieran contribuir en actividades sociales y económicas del país, recalcó la profesora.
Actualmente, cada curso inicia con un módulo preparatorio en el que se estudia la figura de Julio Antonio Mella y otros temas relacionados con los trabajadores cubanos.
Emocionó a los presentes cuando contó que la investigación «Envejecer aprendiendo: aportes de la primera Cátedra del Adulto Mayor en Cuba» obtuvo premio de la Academia de Ciencias del año 2021, resultado que evidencia la seriedad y constancia del trabajo y la voluntad del estado hacia las adultos mayores.
Entre los retos expuestos por Orosa está perfeccionarnos, actualizarnos y combatir los rebrotes de edadismos que se han producido en el contexto de la pandemia de Covid-19.
Enfatizó que en ese entorno, la sociedad y los medios «nos volvieron a llamar los abuelitos, el ancianito, el pórtate bien como si hubiésemos sido los que peores nos portamos».
Sin embargo, a pesar de la Covid-19, los matriculados terminaron el curso y diseñaron un observatorio para la dirección de salud mental del Ministerio de Salud Pública en el que expusieron la necesidad de una campaña de buen trato y la preocupación por la etiqueta de vulnerabilidad.
Pero aún hay muchos prejuicios, acotó, y en el campo de la gerontología se retrocedió décadas por la pandemia así como en la forma en que se expresa la sociedad con respecto a los adultos.
Siente orgullo porque la Cátedra del Adulto Mayor de la Universidad de La Habana fue centro de consulta especializada para el Código de las Familias, lo cual reafirma que en Cuba es prioridad, también, la vida y el bienestar de las personas mayores.
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