Los mercados de esta capital y de otras ciudades se llenan de luces y vida donde los sirios, aunque menos que años anteriores, compran sus habituales dulces y regalos por esta ocasión, además de intercambiar visitas familiares para reforzar el amor al prójimo.
La difícil situación económica resultante de una guerra que ya lleva más de 11 años y el asfixiante bloqueo impuesto por Estados Unidos y sus aliados no han impedido la alegría de los niños que, como en años anteriores, pudieron disfrutar en los parques de diversión instalados en las principales plazas.
En la misma mezquita usada a principios de la guerra como plataforma para atizar el odio y la división entre los sirios, el mandatario Bashar Al-Assad efectuó el rezo del Eid, donde se efectuaron oraciones y llamados por la unión, el perdón y la tolerancia.
El gobernante fue recibido por los fieles en una escena que no esperaban los enemigos de esta nación.
De igual manera, el Ministro de Defensa y altos mandos del ejército visitaron a los militares en las líneas del frente y los heridos en los hospitales, así como colocaron ofrendas florales en los cementerios a quienes dieron sus vidas para hacer posible la celebración de esta fiesta en un ambiente seguro y sano.
car/fm