De acuerdo con el texto de la Oficina para la Reducción del Riesgo de Desastres, bajo el título Nuestro mundo en peligro: Transformar la gobernanza para un futuro resiliente, se pronostica que el número de sequías podría incrementarse en más del 30 por ciento entre 2000 y 2030.
Además, la cantidad de temperaturas extremas se ha elevado y puede triplicarse en la próxima década en comparación con 2001.
Los investigadores vinculan el número de desastres existentes con una percepción errónea del riesgo que se basa en el optimismo y la infravaloración, lo que se traduce también en desaciertos a nivel político, financiero y de desarrollo, detalla en el comunicado.
Señala también que, en términos de bajas económicas, las naciones en vías de desarrollo son las más golpeadas por esos eventos con una merma anual de su Producto Interno Bruto (PIB) del uno por ciento por término medio.
En los territorios de Asia-Pacífico las pérdidas son incluso más considerables con una disminución anual del PIB del 1,6 por ciento de promedio; mientras que los países desarrollados pierden solo entre el 0,1 y el 0,3 de ese indicador.
La Evaluación Global (GAR2022) indicó que uno de los factores agravantes de la situación es la escasa tasa de seguros.
El informe reveló que desde 1980 solo el 40 por ciento de las pérdidas por calamidades estaban aseguradas y el nivel de cobertura aseguradora en los países en desarrollo era con frecuencia inferior al 10 por ciento o en ocasiones se acercaba a cero.
Los especialistas concluyen que en los últimos 20 años se han registrado anualmente entre 350 y 500 desastres de media y gran escala a nivel global.
En el comunicado se constata que la aplicación de estrategias de reducción del riesgo de desastres, tal como pide el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres acordado en 2015, disminuyó tanto el número de personas afectadas, como el de muertes por desastres en la última década.
Sin embargo, la escala y la intensidad de las catástrofes van en aumento, con más personas muertas o afectadas en los últimos cinco años que en los otros cinco anteriores, revela el texto.
Un ámbito de riesgo cada vez mayor es el de los fenómenos meteorológicos extremos como consecuencia del cambio climático.
GAR2022 se basa en los llamamientos a acelerar los esfuerzos de adaptación realizados en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climáticos celebrada en Glasgow en 2021 (COP26) y apunta que los responsables de elaborar políticas pueden proteger el desarrollo e inversiones ante los efectos del cambio climático.
Para ello deben incluir reformas de la planificación presupuestaria nacional a fin de tener en cuenta el riesgo y la incertidumbre, al tiempo que se reconfiguran los sistemas legales y financieros con el objetivo de incentivar la reducción del riesgo.
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