En entrevista con Prensa Latina, resaltó la trascendencia e importancia de ese evento fundado en 1979, el cual consideró como el germen para el nacimiento de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano (1985) y la Escuela Internacional de Cine y TV (1986).
“El Festival de La Habana es un faro de luz incalculable en cuanto a la formación y, sobre todo, al crecimiento de la conciencia liberadora de nuestros pueblos”, enfatizó el también presidente del Centro Autónomo de Cinematografía Nacional (CACN) de Venezuela.
El primer evento se inauguró el 3 de diciembre de 1979 en la capital cubana y convocó a más de 600 cineastas latinoamericanos, el Gran Premio Coral, es su máxima distinción y simboliza los grandes arrecifes de coral que pueblan el Mar Caribe.
Desde entonces sirve de plataforma a aquellas producciones que por lo general no forman parte del cine comercial, ni de la maquinaria industrial de Hollywood, por lo que a lo largo de los años se ha convertido en uno de los festivales más importantes del cine latinoamericano.
Al respecto, el realizador venezolano aseguró que quienes crecieron al calor de esos encuentros entienden la dimensión cultural de la Revolución cubana, así como el sentido y la vitalidad de un proyecto cinematográfico que involucró a toda la América Latina y sobre todo contribuyó a fortalecer la conciencia liberadora de las naciones de la región.
Para Azpúrua esta iniciativa no pudo surgir en otro país que no fuera la isla caribeña, quien le impregnó – a su modo de ver- esa visión soberana y digna que caracteriza a Cuba.
“Yo no dudo en calificar al Festival Internacional del Nuevo Cine como un fenómeno cultural de un gran impacto, de dimensiones históricas extraordinarias, donde la mayoría de los realizadores tuvimos el crecimiento ideológico para entender nuestra soberanía latinoamericana”, subrayó el cineasta a esta agencia.
Afirmó que cada año ese evento se convierte, además, en un punto de encuentro para realizadores de América Latina y el mundo, que acuden al mismo en busca de los nuevos aires que este impregna al séptimo arte.
En América Latina, aseveró, se puede hablar de un antes y un después para la realización audiovisual, tras la creación del Festival de La Habana, la Fundación y la Escuela, por la que han pasado miles de creadores.
«Obviamente la dimensión y el impacto objetivo y subjetivo del Festival fue determinante en el avance de la cinematografía continental», enfatizó al respecto.
En lo personal, el creador venezolano destacó los vínculos afectivos que lo unen con Cuba y realizadores como Alejandro Moreno, Santiago Alvarez, Tomás Gutiérrez Alea y otros, cuyas obras marcaron a toda una generación de artístas.
«El cine cubano, dentro del proceso cultural revolucionario fue determinante en la creación de una nueva estética, un nuevo discurso, que se mantiene en pie a pesar de la lucha y constituye un motor impulsor del quehacer artístico dentro y fuera del país», remarcó el realizador.
Al anunciar la realización en Venezuela del primer festival de cine desde y para la comunidad, que se realizará del 23 al 28 de mayo en la popular parroquia de San Agustín, ubicada en Caracas, el presidente del CNAC, expresó que esa iniciativa es también resultado de esos sueños surgidos en La Habana en 1979, de hacer un arte emancipador y de masas.
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