La Empresa de Ediciones y Grabaciones Musicales (Egrem) evocó también al maestro y compositor Adalberto Álvarez, fallecido el 1 de septiembre último, máximo impulsor de esa iniciativa que reconoce además al género como patrimonio inmaterial de la isla.
La declaratoria y la campaña comunicativa relacionada con la propuesta forman parte del proceso para conferirle la categoría de patrimonio inmaterial de la humanidad, condición que otorga la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Refiere la historia que ese género vocal e instrumental bailable surgió en la región oriental del territorio caribeño, en las hoy provincias de Guantánamo, Granma y Santiago de Cuba a finales del siglo XIX, si bien existen testimonios de la emergencia del ritmo desde la decimosexta centuria.
La Universidad de las Ciencias Informáticas aludió al simbolismo de esa tradición, que se recuerda cada 8 de mayo, y su incidencia en el alma, costumbres e identidad de esta tierra y el Instituto Cubano de la Música añadió que constituye “legado de grandes artistas (porque) el son nace desde la raíz del pueblo”.
El año último, durante las celebraciones por la fecha Adalberto Álvarez expresó el tributo a quienes contribuyeron a la trascendencia del género desde Oriente a Occidente, representantes del “padre de todos los estilos de la música popular bailable en la isla antillana”.
“Artistas clásicos, jazzistas, trovadores e incluso, profesionales de la danza y el teatro, apoyaron la decisión de que el son cubano tuviera su día, porque corre por las venas de los cubanos, forma parte de nuestro ADN”, aseguró entonces el pianista.
El viernes pasado tras el accidente ocurrido en el hotel Saratoga de La Habana, los integrantes de la orquesta Adalberto Álvarez, promotores de las actividades conmemorativas, comunicaron el aplazamiento de las mismas y transmitieron su más sentido pésame a familiares y víctimas de la explosión.
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