La explosión por una fuga de gas en esa instalación turística el pasado viernes provocó el llamado rápido a este joven de 25 años que estaba en su casa del municipio habanero del Cotorro.
Desde ese 6 de mayo no detiene su andar en la búsqueda de los cuerpos desaparecidos que esperan las familias. Dijo a Prensa Latina que su deseo era encontrarlos con vidas, pero de no ser así, por lo menos le consuela darles una respuesta.
En la casa de Rodríguez no faltan las ansiedades. “Yo vivo con mi mamá y ella se preocupa porque esto es un desastre y es muy serio, pero vive con la confianza y la alegría de que su hijo, el más pequeño, vino para salvar vidas”.
Me siento agotado, confiesa, “pero no nos movemos de aquí hasta que no saquemos el último cadáver”.
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