Como parte de una iniciativa del Instituto de Cultura del Chaco, la Asociación Cultural Iberoamericana, la embajada de Cuba en Argentina y las editoriales Contexto y Corprens, su novela Las campanas de Juana la Loca constituye el primer volumen de la colección Iberletras, expuesta en el recinto La Rural.
Según el editor Rubén Duc, el proyecto pretende hermanar a países de habla hispana mediante sus autores y “es un orgullo poder iniciarlo con un libro de Rojas”.
Por su parte, el embajador cubano en esta nación, Pedro Pablo Prada, agradeció el homenaje a quien calificó de maestra del periodismo y la literatura.
Tenía 23 años y era un recién graduado cuando ella me recibió en su casa para ayudarme en la preparación para ejercer como corresponsal de guerra en Nicaragua. Rojas desempeñó esa labor en Vietnam del Sur y me enseñó mucho, afirmó.
Asimismo, recordó las experiencias compartidas en el diario Granma y resaltó la profesionalidad y capacidad para hilvanar historias de quien fue fundadora de ese medio de prensa.
Manejaba muy bien el lenguaje y era una maestra de la puntuación. Tuve la oportunidad de conocer a fondo el extraordinario ser humano que fue y surgió una gran amistad que continuó hasta su muerte, aseguró.
Además, afirmó que leer Las campanas… es disfrutar de la lengua y la cultura de muchas épocas reflejadas en sus personajes.
Deslumbra la abundancia de información, conocimiento y recursos para captar la atención del lector. En su estilo descubrimos la influencia de Alejo Carpentier, su amigo entrañable, indicó.
El diplomático destacó que Rojas tuvo el privilegio de ser testigo del asalto al Cuartel Moncada, el 26 de julio en 1953, y el juicio contra el líder revolucionario Fidel Castro (1926-2016) y sus compañeros, sucesos que recogió en sus trabajos periodísticos y obras posteriores.
Contó la historia de una manera magistral, aseveró.
Por su parte, el escritor argentino Pedro Solans señaló que Rojas constituye un faro para los creadores de la región y lamentó su fallecimiento en octubre pasado.
No solo fue una periodista comprometida con su tiempo, sino también una novelista que renovó el realismo mágico de Alejo Carpentier. Sus libros son emblemáticos y nos marcaron a muchos, indicó.
Era una persona humilde que dejó su grandeza plasmada en su literatura. En ella confluyen la novelista, la periodista, la mujer valiente, la que acompañó a su presidente (Fidel Castro) y estuvo donde debía. Las letras latinoamericanas merecen tenerla como ejemplo, añadió.
Asimismo, manifestó su voluntad de continuar difundiendo su obra.
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