Según adelantó Downing Street, durante su estancia en Belfast el gobernante tiene previsto reunirse en privado con los líderes de los principales partidos políticos de esa provincia británica.
Como parte de los acuerdos de paz que en 1998 pusieron fin a tres décadas de enfrentamientos armados en Irlanda del Norte, unionistas y nacionalistas están obligados a compartir el gobierno semiautónomo local.
En febrero pasado, sin embargo, el Partido Democrático Unionista (DUP), leal a la Corona británica, abandonó la jefatura del Ejecutivo en desacuerdo con la implementación del protocolo posBrexit que establece controles aduaneros para las mercancías procedentes de Gran Bretaña.
El mecanismo, que fue adoptado por Londres y la UE para evitar una frontera física entre ambas irlandas tras la salida del Reino Unido del bloque continental, provoca demoras en el trasiego de los productos y, según el DUP, pone en peligro la unidad del país.
La semana pasada, los unionistas perdieron la mayoría parlamentaria ante los nacionalistas del Sinn Fein, que abogan por celebrar un referendo sobre la reunificación con la República de Irlanda.
Tras la derrota, primera que sufren desde la creación de esa provincia británica 100 años atrás, el DUP aseveró que mantendrá el bloqueo del Ejecutivo y de la Asamblea hasta que Johnson se comprometa a renegociar el protocolo, una opción descartada por el bloque europeo
Aunque el primer ministro británico también tiene previsto aclarar a los líderes norirlandeses que el gobierno central nunca sugirió eliminar el protocolo de forma unilateral, y que es imperativo proteger los acuerdos de paz, la canciller Liz Truss exigió mayor flexibilidad a la UE, o de lo contrario el Reino Unido se vería obligado a actuar.
El jefe de la diplomacia irlandesa, Simon Coveney, admitió la víspera que Londres debe atender las preocupaciones de los unionistas sobre el protocolo, pero advirtió que cualquier acción unilateral podría socavar el proceso de paz y la estabilidad política en toda la isla.
jf/nm