Muchas de las situaciones extremas sufridas durante las últimas décadas en el planeta contaron con el apoyo cubano, y a riesgo de exponer sus propias vidas, marcharon los profesionales a luchar contra el ébola en África en 2014, o en otras ocasiones debieron trabajar en condiciones de campaña para brindar auxilio.
Aun cuando todos los nacidos en la isla conocen ese altruismo mayúsculo, se renueva la admiración hacia el personal sanitario una vez que se escucha el testimonio del doctor Michael Cabrera, director de la Unidad Central de Cooperación Médica Cubana.
“Los que hemos podido colaborar a lo largo de estos años sentimos un sano orgullo al ver lo hecho, y no tiene precio la satisfacción de ayudar a otros pueblos que, sin nuestra asistencia, se habrían privado de la atención médica que necesitaban en ese momento, e incluso pudieron haber muerto”, confesó Cabrera a Prensa Latina.
El inicio de estas hazañas comenzó el 23 de mayo de 1963 cuando, por iniciativa del Comandante en Jefe Fidel Castro partió la primera brigada médica a Argelia, no obstante, agregó, esto tuvo un antecedente con el envío a Chile de un grupo de profesionales e insumos para auxiliar al país tras un terremoto en 1960.
Tras esas primeras acciones, destacó el doctor la llegada en 1998 de personal especializado a Guatemala, Honduras, Nicaragua, después de los deslaves ocasionados por los huracanes Mitch y George en Centroamérica, sucesos que marcaron, además, el comienzo del Programa Integral de Salud.
La fundación en 2003 del Programa Barrio Adentro en Venezuela marcó otro hito, rememoró, pues gracias él se desplegó por toda la geografía de esa nación un sistema de salud estructurado sobre la base de la atención primaria.
A partir del 19 de septiembre del 2005, tras la creación del Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias Henry Reeve, la cooperación médica escribió otras grandes historias, agregó.
Desde ese año hasta la fecha, dijo, se han enviado 88 brigadas médicas a diferentes lugares del mundo, y no podemos dejar de hablar de las 58 que, con cuatro mil 700 especialistas, en los últimos años combatieron la pandemia de Covid-19 en 42 países.
Hoy estamos presentes en 58 naciones con más de 26 mil colaboradores, y todos sienten la satisfacción de poder ayudar a cada uno de los pueblos en los que hemos estado, pues en esos sitios hemos recibido el reconocimiento y la satisfacción de las personas y eso es orgullo suficiente para un colaborador, remarcó.
Recientemente, México, territorio al que se le brindó apoyo con casi mil 200 profesionales en momentos difíciles de la pandemia, hizo una solicitud para paliar necesidades asistenciales actualmente insatisfechas, frente a lo cual estamos en la mejor disposición de ayudar, refirió el también especialista en Medicina General Integral.
Cabrera reconoció que el camino transitado no ha sido fácil, fundamentalmente debido a las campañas de descrédito que buscan poner en duda la capacidad profesional de los recursos humanos de la isla. La mejor forma de responder a todas esas calumnias es seguir haciendo lo que sabemos hacer, y la mayor expresión de nuestro éxito está en poseer un sistema de salud que alcanzó indicadores semejantes a los del primer mundo y creó capacidades ante contingencias, lo que quedó evidenciado en el manejo de la Covid-19, expresó.
Asimismo, calificó de aberrante la pretensión del gobierno estadounidense de excluir a la isla de la Cumbre de las Américas, sobre todo al tratarse de una cita cuyo supuesto tema es “Construyendo un futuro sostenible, resiliente y equitativo» para el hemisferio.
Es un sinsentido tratar de dejar a Cuba afuera ya que es probablemente el país que más experiencia tiene en las disimiles situaciones generadas por la Covid-19, toda vez que nuestros médicos estuvieron en todas las regiones del mundo combatiendo el virus, y compartieron con los profesionales de esos territorios, sostuvo.
Destacó igualmente el funcionario la singularidad distintiva del personal especializado de la isla.
El médico cubano toca a los pacientes, comparte sus sentimientos y esa práctica de interactuar y de mostrar interés por él no es la que hoy abunda, consideró.
Todo nuestro personal médico tiene la preparación necesaria para enfrentar los escenarios presentes en los diferentes países y, en algunos de esos lugares, hemos constatado que falta un componente esencial de la medicina: el humanismo; eso lo agradecen los pueblos y esa gratitud es al final lo más importante, sentenció.
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