Los cubanos nunca necesitaremos un día específico del año para honrar a África. Cientos de años de dolor, amor y pasión nos unen a este continente.
Un ejemplo de ello es esta hermosa isla de Bioko, enclavada en el Golfo de Guinea, que en los siglos XVIII y XIX y llamándose entonces Isla de Fernando Poo, fue convertida por España en un enclave penitenciario.
Ello ocurrió luego de que en un concurso para buscar “medios de colonizar y hacer útiles las Islas españolas en África de Fernando Poo y Annobón”, ganara el proyecto que proponía “destinar las islas como sitio de deportación para los que fuesen conmutados de pena de muerte u otras condenas¨.
Fue así como desde fecha tan temprana como 1812, con la Conspiración de Aponte en Cuba, fueron desterrados a Fernando Poo cientos de africanos y sus descendientes criollos que luchaban contra el régimen esclavista español en Cuba.
Al comenzar la Guerra de los 10 años se regularizaron las deportaciones y se incluirían en estos grupos a muchos patriotas independentistas.
Antes del inicio de la Guerra Necesaria de 1895, las autoridades coloniales hicieron una redada y centenares de revolucionarios cubanos fueron enviados a Fernando Poo.
Existen libros de algunos de esos expatriados, que narran los atropellos y horrores de aquella dantesca odisea en la Isla Prisión, donde muchos hijos de Cuba encontraron la muerte. ¨Los confinados a Fernando Poo e impresiones de un viaje a Guinea¨ de Francisco Javier Balmaseda es de los más conocidos.
A Fernando Poo también llegaron negros africanos residentes en Cuba y sus hijos que, aunque no estaban vinculados con la revolución, fueron víctimas de aquellos monstruosos programas para ¨blanquear la sociedad cubana¨ ante el temor a una revuelta de color.
Miembros de las sociedades secretas Abakuás de Cuba, capturados por las autoridades españolas también atravesaron el Atlántico con la misma suerte, lo cual permitió que se conformaran en tierra guineana algunas de sus estructuras.
Uno de los objetivos de la deportación, además de deshacerse de revoltosos y adversarios políticos y ¨blanquear¨ la población, era también poblar las posesiones coloniales, que se encontraban necesitadas de habitantes.
Sin embargo, las condiciones infrahumanas de Fernando Poo no permitían la inserción de los deportados en una sociedad inexistente, por lo que en ocasiones se les dejaba libres y se les permitía que deambularan por la isla sabiendo que tenían muy pocas oportunidades de sobrevivir. A algunos se les colocaba en un cayo a más de un kilómetro de la isla donde morían de hambre por el temor de nadar de regreso en aguas de tiburones.
Hay registros de que hasta los años 30 del siglo XX estuvieron llegando deportados a la isla, la cual pasó a la historia como una prisión sin murallas ni rejas.
Los cubanos deportados se mezclaron con la población autóctona Bubi y Fang que también sufrió la crueldad del régimen colonial, produciéndose una transculturación que llega hasta nuestros días.
Estudios lingüísticos en el léxico del español ecuatoguineano han demostrado las conexiones que existen con el español hablado en Cuba en el siglo XIX, donde son comunes para ambos países vocablos como; aguacate, banana, bejuco, cayuco, ceiba, árbol nacional en Guinea Ecuatorial , cocada, comején, jején, macaco, malanga, mamarracho, ñame, y otros.
El tiempo ha pasado y ambas naciones se despojaron del yugo colonial.
Esa misma Isla que hoy se llama Bioko y que hospeda la capital de la República, alberga en su seno a cientos de cooperantes cubanos de diversos ámbitos del conocimiento, pero principalmente en salud y educación, que desde hace 50 años vienen desarrollando programas de colaboración con el hermano pueblo ecuatoguineano en beneficio de ambos países.
La majestuosa presencia del pico Basilé de tres mil 11 metros de altura, el más alto de la isla, que inexorablemente debió ser admirada desde la nostalgia por cientos de cubanos arrancados de su patria en época del colonialismo, hoy es observado por nuestros colaboradores desde hospitales, escuelas, universidades, centros de salud y obras sociales construidas por el Gobierno ecuatoguineano para su pueblo.
Para esos cubanos cuyas almas, mezcladas con las de los pobladores de esta isla que sufrieron también la abominable esclavitud, forman parte del espíritu de esta nación, queremos rendir tributo siempre. La tarja que se levanta en el centro histórico de Malabo, honra su memoria.
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