En declaraciones a Prensa Latina la directora Nacional de la Agricultura Urbana y Suburbana del Ministerio de Agricultura (Minag), Elizabeth Peña, explicó la necesidad de movilizar e integrar todas las experiencias a partir de las capacidades instaladas en el país.
Esto incluye a los centros de investigaciones, el conocimiento popular y también, por supuesto, las ciencias estancadas, detalló.
Contamos con recursos como los suelos y el agua, pero necesitamos saber cómo aprovecharlos para avanzar en el bienestar de la población, señaló.
Añadió que para ello la innovación es esencial, pero esta no se realiza solamente desde las instituciones científicas, sino que también existe en las formas de hacer de los productores.
Un ejemplo es el Programa de la agricultura urbana y familiar, dijo. Cada tres meses se realizan visitas a los municipios del país y son increíbles las alternativas utilizadas para solucionar las problemáticas que afrontan los agricultores.
Estas incluyen desde sistemas de riego, empleo de productos biológicos dirigidos a contrarrestar plagas y enfermedades, hasta el uso de biofertilizantes para enriquecer los suelos, enumeró.
La actual situación nacional e internacional muestra el por qué debemos utilizar nuestros propios recursos, Cuba es un país bloqueado y vamos a seguir bloqueados, hay una crisis económica, financiera y alimentaria global y, además, persiste la pandemia de la Covid-19, comentó.
Todo ello nos afecta para poner en marcha nuestros sistemas de producción de alimentos, por tanto, no hay otra posibilidad que movilizar nuestros recursos y saberes para dar respuesta a esa problemática, reiteró.
UNA MIRADA DIFERENTE
Hoy la mirada hacia la producción agrícola es diferente, consiste en lograr sistemas soberanos, sostenibles y con autonomía municipal, pero eso requiere muchas transformaciones para reforzar la gobernanza en dicho nivel.
Sobre el tema consideró que un aspecto fundamental es cambiar el sistema de gestión empresarial para respaldar verdaderamente esa autonomía, y ejemplificó cómo desde el Programa de la agricultura urbana y suburbana buscan opciones para modificar las granjas en función del desarrollo de la agricultura en las localidades.
Una de las variantes puede ser transformar en micro, pequeñas y medianas empresas algunas unidades empresariales de base que en su momento fueron creadas para buscar el desarrollo de producciones agropecuarias sostenibles, reflexionó Peña.
Se trata de una opción que permitiría reforzar y apoyar la autonomía municipal de gobierno, sostuvo la también doctora en ciencias.
Es necesario mirar el autoabastecimiento alimentario local desde el punto de vista del eslabón más pequeño de la división político-administrativa del país, dijo, e incluso con la mirada situada en cada una de las siete mil comunidades existentes en la isla.
Peña explicó que el apoyo a la producción sostenible de alimentos con los recursos propios debe tener un enfoque dirigido a crear bienestar, idea en correspondencia con el Plan de soberanía alimentaria y educación nutricional y, además, respaldada por la recién aprobada ley sobre el tema.
No se trata solamente de producir, sino de saber qué comemos, qué beneficios nos aportan los alimentos y, de esta forma, contribuir a nuestra salud y buscar un cambio en los hábitos nutricionales.
De acuerdo con la especialista, la ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional tiene entre sus objetivos fundamentales organizar los sistemas alimentarios, soberanos, sostenibles y locales, y articularlos con los actores de la cadena productiva de alimentos, la producción, la comercialización, el consumo y la disponibilidad.
Cuba requiere movilizar los recursos endógenos y ponerlos en función de la producción de alimentos en correspondencia con las características y particularidades de las comunidades, enfatizó.
El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, ha dicho que lograr sistemas alimentarios locales soberanos y sostenibles es una cuestión de seguridad nacional, concluyó.
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