Las acciones de los militares turcos provocaron la caída de decenas de víctimas civiles y el desplazamiento de cientos de familias, denunció la Cancillería por medio de una declaración emitida hoy y difundida por los medios oficiales.
La nota subrayó el categórico rechazo al plan turco de crear una zona segura en el territorio sirio y lo calificó de una política de limpieza étnica y geográfica, y de crimen de guerra y lesa humanidad.
Por otro lado, denunció que Turquía, Estados Unidos y otros países de la OTAN utilizan la soberanía, independencia e integridad territorial de Siria como una carta de chantaje y regateo para obtener ganancias políticas a expensas del pueblo sirio.
El comunicado concluyó con subrayar el derecho inalienable de Siria en virtud de la Ley Internacional a utilizar todos los medios legítimos para hacer frente cualquier acción hostil y exigió la salida de todas las fuerzas extranjeras presentes ilegalmente en el territorio nacional.
Los uniformados turcos escalaron recientemente sus bombardeos contra el norte de Siria tras el anuncio del presidente Recep Tayeb Erdogan de la intención de su país de lanzar ofensiva para controlar una franja fronteriza de 30 kilómetros de profundidad en el territorio sirio con el argumento de eliminar la amenaza de las milicias kurdas.
Desde 2018 los militares de la nación euroasiática y agrupaciones armadas ilegales lograron mediante tres operaciones denominadas Ramo de Olivo, Fuente de Paz y Escudo del Éufrates controlar extensas áreas en las provincias de Idlib, Alepo, Raqa y Hasakeh.
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