La primera comunidad poblada por indígenas y conquistadores en el centro de la isla fue fundada hace 508 años, el 4 de junio de 1514, en un punto denominado Pueblo Viejo a orillas del mencionado caudaloso.
De acuerdo con la Historiadora de la Ciudad María Antonieta Jiménez, en 1522 fue trasladada a unos ocho kilómetros hacia su sede actual, en busca de nuevas riquezas naturales, la pesquisa de oro y el incentivo de mano de obra aborigen.
Según documentos conservados en los Archivos de India, en Pueblo Viejo, existía una población aborigen gobernada por el cacique Magón, donde se avizoraban grandes riquezas acuíferas y tierras de gran privilegio.
A este punto, prácticamente en el centro de la Isla, llegó el Adelantado Diego Velázquez de Cuéllar en la Pascua del Pentecostés de 1514 y fundaba el pequeño poblado.
En las memorias del fraile dominico, Bartolomé de las Casas, se deja constancia de que el conquistador y su séquito «partió del puerto de Jagua donde ya había fundado Trinidad para hacer asentar una villa que llamó Sancti Spíritus”.
De acuerdo con historiadores locales las Casas, llegada la Pascua del Pentecostés, se unió a la caravana española para ir a decir misa y predicar durante la festividad religiosa.
Por ello el reverendo coincide con Velázquez el 4 de junio de 1514 y oficia su célebre Sermón del Arrepentimiento fustigando los abusos contra la población indígena y condenando a los propios colonizadores por los abusos cometidos.
Aquella prédica tomó trascendencia entre conquistadores que la hicieron llegar a los reyes españoles, se convirtió en un hito sin precedentes en los ideales de equidad del Nuevo Mundo, convirtiéndolo en ″defensor de los indios”.
Aunque el pequeño asentamiento poblacional apenas se mantuvo un lustro a la vera del Tuinucú, se suscitaron significativos sucesos que dejaron su huella en la historia local, de la Isla y de América.
Entre estos se relata la partida del conquistador español Francisco Fernández de Córdova a Yucatán en 1517 y la de Hernán Cortés contra el imperio de los aztecas, en 1518.
La villa fue escenario en ese periodo de la llamada Rebelión de los Comuneros Espirituanos, que le costó la vida al alcalde Hernán López, muerto a puñaladas por el colonizador Vasco Porcallo de Figueroa, tragedia calificada como el primer hecho popular revolucionario acaecido en América.
car/rga