“Es un sueño estar en la final, pero no quería estar de esta manera. Soy humano y lo siento por él”, expresó Nadal tras la retirada de Zverev en una silla de ruedas y con lágrimas en los ojos.
Zverev se torció el tobillo cuando disputaba un cerrado segundo set que marchaba empatado 6-6, tras caer en la primera manga por 6-7, y transcurridas tres horas con siete minutos de partido.
Pese a lo accidentado de su avance a la decimocuarta final de Roland Garros, en su carrera, el ibérico se mostró complacido por el logro: “Hice todo para darme una oportunidad de estar donde estoy, en la final, es un sueño hecho realidad que vale todos los sacrificios”.
Nadal celebró su cumpleaños 36 con el avance a la instancia definitiva del Grand Slam que en mayor número de ocasiones ha ganado en su carrera (14) y pudiera conseguir su segundo del año tras imponerse en el Abierto de Australia en febrero pasado.
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