Al comparecer ante la Comisión de Leyes del Senado, el funcionario aseguró que no intenta eludir sus responsabilidades, al asumir que varios aficionados fueron agredidos por agentes el 28 de mayo y que la situación dejó una mala imagen de Francia.
Sin embargo, consideró que el uso de gases lacrimógenos resultaba entonces la única manera de frenar a la multitud de personas con entradas falsas o sin boletos, un tema convertido en polémica internacional, sobre todo del lado británico, desde el cual acusaron a policías galos de rociar a seguidores con boletos legales, incluyendo a niños.
En ese sentido, Lallement felicitó a sus subordinados, bajo el argumento de que evitaron males mayores ese día.
El prefecto ratificó la cifra de más de 30 mil personas que acudieron sin entradas o con estas falsas, escenario que a su juicio generó los disturbios al intentar acceder al Stade de France, donde el Real Madrid logró la victoria 1-0 y la decimocuarta corona en la Champions.
De acuerdo con la autoridad policial parisina, esa cifra obedece a estimaciones del transporte y de lo ocurrido en los alrededores de la instalación con 80 mil butacas, pero medios de prensa y especialistas cuestionan la cantidad señalada.
La Comisión de Leyes del Senado también escuchará hoy a funcionarios de la Federación Francesa de Fútbol y al alcalde de Liverpool, Steve Rotheram, quien manifestó su interés en que se conozca la verdad de lo sucedido.
Hace unos días, el ministro del Interior Gérald Darmanin acudió a la propia instancia de la cámara alta, donde centró la culpabilidad de los disturbios en la cantidad de boletos falsos y de aficionados ingleses que se presentaron sin entradas en el Stade de France.
Si bien se disculpó por los seguidores del Liverpool inocentes agredidos con gas, sus declaraciones desataron malestar en Reino Unido, además de duras críticas en diversos sectores franceses, en particular la oposición.
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