En un artículo para el periódico checo Lidove Noviny replicado aquí, el canciller llamó a continuar los esfuerzos diplomáticos para «alcanzar una paz justa y duradera».
Ankara ocupa una posición mediadora en ese conflicto que centra la atención mediática desde finales de febrero tras el lanzamiento de la operación militar especial de Rusia en el Donbass.
Pero su antecedente de remonta ocho años atrás, período durante el cual el ejecutivo de Kiev asedió a las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk sin que Occidente o la Unión Europea (UE) levantaran sus voces, según denunció el Kremlin de forma reiterada.
Moscú desplegó su operativo en Ucrania a petición de los gobiernos de esos territorios de mayoría ruso parlante.
Asimismo aclaró que esa ofensiva busca desnazificar y desmilitarizar el país y que no va dirigida contra la población civil.
Pero la UE y Occidente impusieron desde entonces seis paquetes de sanciones económicas contra Rusia, cuyo efecto Boomerang, advertido por el Kremlin, es palpable hoy a nivel global
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