Nuevos retos, “Más allá de los posible” como dictaminó su slogan, se vislumbraron en esta edición a juicio de la Jefa de la Oficina Nacional de Diseño (ONDI) y Presidenta de la III Bienal, Gisela Herrero, quien intercambió criterios con Prensa Latina.
“Salir de la visión de una Bienal en La Habana ha sido por mucho tiempo nuestro objetivo, y qué mejor espacio que Camagüey con tanta tradición de arte, arquitectura y diseño”, reflexionó.
Una de las primeras graduadas del Instituto Superior de Diseño en la capital de Cuba, considera que “el talento en Camagüey siempre ha sido palpable, como su tradición, así que consideramos oportuno llevar esta Bienal hasta acá”.
En un programa que contó con prestigiosos panelistas como José Antonio (Pepe) Menéndez, Premio Nacional de Diseño en 2021, y conferencias que incluyeron temas como la trascendencia e importancia del cartel cubano, el evento resultó oportunidad para enaltecer la cultura antillana.
“He encontrado aquí un espacio oportuno de debate; he disfrutado que los encuentros teóricos hayan suscitado polémica, ahí es donde se producen los aprendizajes”, reflexionó la entrevistada.
Ante los golpes de la pandemia y las diversas carencias que afronta Cuba en un momento complicado, Herrero apuesta por la resiliencia.
“Esta Bienal incluso la podríamos catalogar como la de “la resistencia”, por toda una serie de esfuerzo para que no muera”.
Ejemplos como el diseño del ventilador artificial para personas afectadas por la Covid-19 el tomógrafo de impedancia y las campañas de bien público que se promovieron para introducir e influir en las buenas prácticas, resaltaron en tiempos de pandemia.
“Los diseñadores industriales y los de comunicación visual, junto con arquitectos, economistas, sociólogos y otros profesionales, se nutrieron entre sí para abordar estas iniciativas desde un enfoque transdisciplinar”, refirió la experta.
Ante la pregunta de si ve el diseño cubano actual en consonancia con la exigencia de los tiempos, Herrero dijo que “hemos avanzado, no todo lo que quisiéramos y el exceso de optimismo también es malo”.
A propósito de las aspiraciones en un futuro cercano la diseñadora apuntala que “sueña despierta con que el diseño sea una necesidad insoslayable, para los ciudadanos, para la voluntad política y para todos los propósitos económicos que Cuba necesita”.
mv/fam