Las sugerencias se hicieron luego que en 2019 la UE impusiera tarjeta amarilla al istmo, una suerte de aviso con el fin de corregir prácticas irregulares, que de no cumplirse podrían restringir las ventas del rubro al mercado europeo.
Con esta revisión, Panamá se debate entre recibir una tarjeta roja que cerraría la puertas de la UE o, por el contrario, alcanzar la verde, que equivale al cumplimiento de las recomendaciones para frenar la pesca ilegal.
Las exportaciones de mariscos son el segundo rubro de los envíos de alimentos del país canalero después del banano. Estadísticas oficiales señalan que 90 por ciento del atún que exporta Panamá tiene como destino Europa.
A través de los representantes de la Dirección General de Asuntos Marítimos y de Pesca de la UE, las autoridades verificarán el cumplimiento de normas como evitar la pesca sin una licencia válida, en una zona de veda o durante una temporada de veda o utilizar artes prohibidos, entre otros.
La UE es el mayor mercado mundial de importación de productos de la pesca y, como tal, ha señalado que es la principal responsable de la situación de comercialización en la lucha contra las irregularidades.
En ese sentido crearon un sistema de certificación de capturas que exige a los Estados de abanderamiento que avalen que el pescado capturado por sus buques y comercializado en la UE no procede de actividades ilegales.
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