Después de una jornada de récords de temperaturas en varios territorios, algunos con más de 40 grados centígrados, la agencia Météo France mantuvo prácticamente a todas las regiones del país en alerta, con la cara atlántica como la más amenazada por el episodio canicular más precoz de las mediciones registradas en suelo galo.
Algunos especialistas prevén que este sábado pudiera convertirse en unos de los días más calurosos en la historia francesa, para dar lugar a un domingo con un bajón de las temperaturas de entre 10 y 15 grados, según la localidad.
La víspera en ciudades como Carcassonne (40,4) y Saintes (40) se batieron récords de calor, un evento atribuido al cambio climático, considerando que aún no ha comenzado oficialmente el verano.
El llamado a las personas durante la alerta por canícula es a mantenerse hidratadas y en lugares frescos, proteger a los más vulnerables y evitar el ejercicio físico fuerte.
La llegada de olas de calor a Francia trae recuerdos tristes, sobre todo de la sufrida en 2003, a la cual se atribuyen al menos 15 mil muertes.
Ante el aumento en Europa de eventos de este tipo por el calentamiento global, tanto en frecuencia como en intensidad, el Consejo de Ministros aprobó esta semana un plan de 500 millones de euros para dotar a las ciudades y sus centros urbanos de condiciones para lidiar con las altas temperaturas, anunció la portavoz gubernamental, Olivia Grégoire.
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