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Huellas cubanas en la independencia de Argelia

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La Habana (Prensa Latina) Argelia celebra este 5 de julio el 60 aniversario de la independencia del colonialismo francés, lograda tras siete años de la guerra de liberación de su pueblo, al que Cuba dio armas y solidaridad.

Por Leonel Nodal

A principios de marzo de 1983 viajé por primera vez a Argel, la capital argelina, y desde mi paso por el aeropuerto sentí el amistoso cariño sembrado en ese país árabe norafricano por las acciones solidarias de combatientes y médicos cubanos.

La lucha armada del pueblo argelino contra la ocupación colonial de más de un siglo de despojo, saqueo y la crueldad racista se inició en 1954 y corrió a la par de la guerra en Cuba contra la dictadura batistiana comandada por Fidel Castro.

A pesar de la distancia, el liderazgo de ambos procesos se sintió identificado en sus fines y desde muy temprano los cubanos hicieron públicas sus simpatías hacia la revolución argelina.

Un vistazo a las ediciones del diario Revolución permite ver el seguimiento y denuncia en primera plana de los horrores cometidos por los militares franceses en su más valiosa posesión en África.

Viajé a Argel como Enviado Especial de Prensa Latina al primer Congreso de la máxima instancia de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) tras la invasión israelí a Beirut y su salida de esa ciudad.

Al llegar, salí enseguida de la terminal aérea y recibí la fraternal acogida de Julito Hernández, nuestro corresponsal, quien me condujo a la casa-oficina de la Agencia, instalada en un céntrico y antiguo edificio morisco de dos plantas, una verdadera joya arquitectónica, hecho de maderas finas, que había sido sede del Movimiento de Antiguos Combatientes, el cual lo facilitó en gesto de amistad.

También me encontré con Ostos, así le llamábamos siempre, periodista español residente en Francia, que fue nuestra ancla en Prela-París durante largos años y ahora residía en Argel.

Lo primero que pedí fue visitar la Casbah, para mí hasta entonces la ciudadela de estrechas callejuelas, escenario principal de la estremecedora película “La Batalla de Argel”.

Muchos cubanos vimos más de una vez el filme, del italiano Gillo Pontecorvo -estrenado en Cuba poco después de arrasar en el Festival de Cannes, en 1966- enardecidos por el guion y la brillante actuación de sus protagonistas.

Por entonces sabíamos, gracias a las historias contadas entre amigos por veteranos periodistas como Gabriel Molina, de la sorpresiva aparición en el desierto argelino de una tropa internacionalista -la primera- al mando del comandante Efigenio Ameijeiras.

También ya era conocido entre los argelinos el decisivo apoyo a la salud pública brindado por un grupo de médicos cubanos y sus hazañas salvando vidas por todo el territorio nacional desde 1963.

AMIGOS DE LA PRIMERA HORA

Ante las tempranas agresiones de Estados Unidos y su política de bloqueo, el Gobierno Revolucionario liderado por el Comandante Fidel Castro optó desde el triunfo del 1 de enero de 1959 por una diplomacia de estrechamiento de relaciones con los pueblos de América Latina, los gobiernos de países recién liberados de Asia y África, así como los movimientos de liberación de las naciones tercermundistas.

El 18 de abril de 1959, tras una gira que inició en Estados Unidos -sin contactos oficiales, por invitación de medios de prensa- que prosiguió por naciones de América Latina y concluyó en Argentina, el líder cubano anunció en conferencia televisiva la próxima partida de una misión hacia algunos países de África, Asia y Yugoslavia.

En junio, tras el nombramiento de Raúl Roa como Secretario de Estado de Relaciones Exteriores, se informó que el Comandante Ernesto Che Guevara encabezaría la misión anunciada por Fidel, que partió hacia África y Asia el día 12 de ese mes.

Con el paso del tiempo quedó claro que Fidel confiaba al Che la misión -con la cual soñaba desde que lo conoció en México- de abrir un espacio a Cuba en el ámbito afroasiático, donde desde la Conferencia de Bandung, en 1955, comenzó a gestarse el Movimiento No Alineado.

A su regreso de aquel recorrido, el 9 de septiembre, en un informe sobre sus resultados concluyó condenando el genocidio de Francia en su entonces colonia de Argelia, donde se contaban hasta ese momento 500 mil víctimas.

Dijo que Cuba votaría en Naciones Unidas a favor de la independencia de Argelia y condenó los ensayos atómicos que Francia proyectaba realizar en el desierto del Sahara.

Confieso que solo en fecha reciente conocí detalles de las decisiones más audaces y comprometedoras asumidas por Fidel y la dirigencia cubana para acelerar la victoria militar de los revolucionarios argelinos, gracias al valioso testimonio del combatiente internacionalista y diplomático Darío de Urra Torriente, publicado como libro por la Editorial José Martí bajo el título “Che, embajador viajero”.

Según Gisela García Blanco, citada en la obra, “los antecedentes de las relaciones entre Cuba y Argelia se remontan a marzo de 1960, cuando el representante permanente del Frente de Liberación Nacional Argelino en Naciones Unidas, Abdelkader Chanderli, viajó a La Habana”, seguramente como resultado de contactos previos.

CIENTO POR CIENTO AL LADO DEL PUEBLO ARGELINO

Ese mismo año, al hablar ante la Asamblea General de la ONU, el 26 de septiembre, el comandante Fidel Castro expresó: “En el problema de Argelia (…) estamos ciento por ciento al lado del derecho del pueblo argelino a su independencia”.

Pocos meses más tarde, el 27 de junio de 1961, Cuba reconoció al Gobierno Provisional Revolucionario de Argelia como legítimo representante de la República Argelina.

De este modo se convirtió en el primer país del hemisferio occidental en formalizar ese reconocimiento, recuerda Darío de Urra.

“A finales de octubre de 1961 -agrega de Urra- un joven periodista argentino residente en Cuba, Jorge Ricardo Masetti, viajó a Túnez portando un mensaje solidario del Comandante Fidel Castro para los combatientes argelinos que, organizados en el Frente de Liberación Nacional, combatían bravamente contra el ejército colonial galo.

“Masetti se entrevistó con Ben Youssef Ben Khedda, presidente del Gobierno Provisional de Argelia (GPRA), a fin de trasladarle el ofrecimiento solidario de la Cuba revolucionaria, de un cargamento de armas como contribución a la lucha que el Frente Nacional de Liberación de aquel país llevaba a cabo desde hacía varios años.

“Los argelinos aceptaron de inmediato la propuesta y, en diciembre del propio año, se envió un importante cargamento en la motonave cubana “Bahía de Nipe”, que fue descargado en el puerto de Casablanca, Marruecos.

“Posteriormente las armas fueron trasladadas a un campamento del Ejército de Liberación Nacional de Argelia, próximo a la ciudad de Oujda, en la frontera argelino-marroquí”.

Viajó Masetti esta vez a Casablanca -para supervisar la entrega de armas- en compañía del comandante republicano de la guerra civil española Ángel Martínez (cuyo verdadero nombre era Francisco Ciutat, y había participado con los soviéticos en la Gran Guerra Patria, donde alcanzó grado de coronel) y era en ese momento asesor de las Fuerzas Armadas de Cuba, informa de Urra.

La ayuda enviada por Cuba consistía en mil fusiles FAL, 500 subametralladoras USIS, 30 ametralladoras calibre 30, 50 ametralladoras calibre 50, cuatro morteros norteamericanos de 81 milímetros, y abundante parque en municiones y proyectiles de 81 y 105 milímetros, también estadounidenses.

La motonave cubana regresó a La Habana -recuerda de Urra- con un grupo de 78 argelinos heridos minusválidos, víctimas de la cruenta guerra que libraban contra los franceses, para recibir atención médica y rehabilitación. Entre ellos viajaban 20 niños huérfanos con los que se inició el humano proyecto de la Revolución, de formar cuadros para los países del Tercer Mundo.

Los enfrentamientos armados iniciados en junio de 1954 cesaron el 18 de marzo de 1962 con los acuerdos históricos de Evian y allanaron el camino para la proclamación de la independencia de Argelia el 5 de julio de ese año.

La independencia se logró tras siete años y medio de guerra que causó cientos de miles de muertos. París llegó a desplegar en territorio argelino hasta 400 mil soldados.

La batalla de Argel, recordó un reciente reporte de la televisora France 24, “fue uno de los episodios más sangrientos de la contienda. La capital fue asediada y bombardeada durante meses y miles de civiles murieron.

“Los franceses recibieron órdenes de atacar con todo y se reportaron casos de ejecuciones extrajudiciales, represión desmedida, torturas e incluso la creación de campos de concentración para la población argelina. Medidas que escandalizaron a la opinión internacional”.

Ante tanto horror, la solidaridad internacionalista de Cuba dio sus primeros pasos y 60 años después las huellas permanecen imborrables.

arb/LN

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