El proyecto, titulado Iniciativa de Traducción de Cetáceos (CETI) y cuyo alcance será de cinco años, estudiará los ejemplares de esa especie de la isla caribeña de Dominica.
Para lograr dicho propósito, un equipo de ingenieros construye un sistema de drones que tendrá por misión etiquetar a las ballenas y registrar sus vocalizaciones así como otros parámetros como la orientación, la velocidad y la temperatura.
Otras áreas del proyecto trabajan asimismo en la instalación de una red de micrófonos submarinos y peces robóticos para rastrear y recolectar la manera de interactuar de los cetáceos sin perturbar su vida.
Según Gaspar Begus, profesor asistente de lingüística en la División de Ciencias Sociales de la Universidad de California, en Berkeley, lidian con una forma de comunicación completamente desconocida, y la recopilación de datos puede ser un desafío.
«Si llegamos a conocer mejor a los cachalotes aprendiendo su comunicación y el alcance completo de su vida cognitiva y social, es más difícil para nosotros como especie tratarlos como seres no sensibles y destruirlos», expresó.
De acuerdo con estudios previos, los gigantescos cerebros de dichos mamíferos marinos les confieren la capacidad neuronal para la planificación, la comunicación sofisticada y las interacciones sociales que duran décadas.
Se estima igualmente que su aparición en la Tierra precede a la del hombre en unos 15 millones de años.
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