En consecuencia, en reunión de la dirección del país la víspera, se decidió establecer nuevamente el uso obligatorio de la mascarilla o nasobuco en medios de transporte colectivo y círculos infantiles (guarderías).
Esa es la medida más “visible” a los efectos de la población, y ya este miércoles se aprecia en los ómnibus de esta capital un sustancial aumento de los pasajeros usando mascarillas.
Pero también las autoridades sanitarias anunciaron la aplicación de un
segundo refuerzo con las vacunas contra el SARS-Cov-2 producidas en el país, en la población de entre 19 y 49 años.
Asimismo se comenzará en agosto próximo el primer refuerzo a los niños comprendidos entre 2 y 11 años con 11 meses.
Cuba es el único país de América Latina que logró producir sus propias vacunas (entre ellas Abdala, Soberana 02 y Soberana Plus) contra la enfermedad, lo cual, junto al enorme esfuerzo del personal médico resultó decisivo para el control de la pandemia.
Ello permitió salir delante de los momentos más críticos, enfrentados por los cubanos a mediados de 2021, incluso por la falta de recursos a causa del bloqueo de Estados Unidos a la isla, que impidió incluso adquirir en el extranjero oxígeno, ventiladores pulmonares y todo tipo de insumos.
Como parte de las medidas anunciadas ahora, también se estimulará el uso de mascarillas en lugares de aglomeraciones de personas, y exigir por todas las autoridades correspondientes, el empleo obligatorio del nasobuco a personas con síntomas respiratorios.
Igualmente, incentivar el uso de sustancias desinfectantes para las manos, así como disponibilidad de agua y jabón para el lavado de manos en centros de trabajo y estudiantiles y mantener adecuada ventilación (preferentemente natural) en los locales donde se desarrollan actividades sociales.
Según información del Ministerio de Salud Pública, hasta este martes, del millón 106 mil 630 pacientes diagnosticados con la enfermedad desde que se detectó el primer caso en marzo de 2020, se mantienen ingresados 321, de ellos 319 con evolución clínica estable.
Se acumulan ocho mil 529 fallecidos (ninguno en esa jornada), con una letalidad de 0,77 por ciento, muy inferior a los promedios mundial (1,12) y de las Américas (1,66).
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