Por Ernesto Hernández Lacher
Periodista de la Redacción Internacional de Prensa Latina
El PSB aceptó el encargo del presidente de la nación, Roumen Radev, a través de su portavoz parlamentario, Georgi Svilenski, quien visitó al mandatario acompañado por otros dirigentes de la formación, incluida su líder, Kornelia Ninova.
Haremos todo lo posible para formar gobierno porque el país pide calma y certeza, afirmó el vocero, citado por la prensa nacional. Svilensk afirmó que se hablaría más tarde de quién será el Primer Ministro, tras recibir el encargo del mandatario.
El PSB espera sumar a cuatro partidos a una coalición que integraría a Bulgaria Democrática, Existe Tal Pueblo y Seguimos con el Cambio, del saliente jefe de gobierno Kiril Petkov.
Movimiento por los Derechos y Libertades, y Ciudadanos por el Desarrollo Europeo de Bulgaria (GERB), del otrora primer ministro Boiko Borisov, quedaron fuera de las opciones para la nueva alianza gubernamental.
Protestas contra el ejecutivo de Borisov en julio de 2020 precipitaron su caída y generaron la crisis de ingobernabilidad que vive hoy la nación más pobre de la Unión Europea. En ese entonces los manifestantes acusaban al dirigente del GERB y al fiscal general Ivan Geshev de servir a los intereses de la mafia y no a los ciudadanos.
Pero como telón de fondo existía una fuerte tensión política entre el Ejecutivo y el presidente, cercano a la entonces oposición socialista, a lo que se sumó la desconfianza casi total de la población en el Estado y en el sistema político, al cual consideraban plagado de corrupción a partir de las acusaciones que afectaron a Borisov.
Ese año hubo tres elecciones generales en medio, además de la crisis sanitaria generada por la pandemia de Covid-19 y matizada por el auge del movimiento antivacunas.
ASCENSO Y DECADENCIA DE KIRIL PETKOV
Tras un año de inestabilidad, protestas y Covid-19, la Asamblea Nacional (Parlamento) aprobó a mediados de diciembre pasado al entonces naciente ejecutivo formado por los cuatro partidos antes mencionados y liderado por Kiril Petkov.
Los 134 diputados de la coalición votaron a favor de su jefe de gobierno, 104 parlamentarios se manifestaron en contra y dos no acudieron al plebiscito.
Entre las prioridades sobresalía la anunciada tolerancia cero a la corrupción, la lucha contra la pobreza, el crecimiento económico y el desarrollo del país, lo que apuntaba a un divorcio con la gestión del ejecutivo precedente.
Petkov prometió a sus votantes “transparencia absoluta de cada moneda pública gastada” y la supremacía de la ley ante la inmunidad, lo que analistas consideraron una clara referencia a Borisov.
Instó a la población a vacunarse contra la Covid-19 y calificó esa opción como la única forma de evitar los confinamientos de niños y adultos, de acuerdo con reportes de la prensa nacional. La pandemia afectó aquí a más de un millón 189 mil personas y provocó la muerte de una cifra superior a los 37 mil, según estadísticas de las entidades sanitarias.
Para superar la desconfianza de la población en las instituciones de salud, Petkov eligió a la profesora de virología Radka Argirova a fin de supervisar el programa de inmunización.
En aquel entonces la politóloga búlgara Antoaneta Hristova consideró que el gobernante debía centrar su mandato en buscar una solución a la crisis sanitaria, económica y social, pero vaticinó una corta vida al ejecutivo por las diferencias ideológicas entre los cuatro socios, hecho a la postre confirmado.
Por otra parte, sus acciones en política exterior estuvieron totalmente alineadas con las posiciones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la UE, al punto de dar la espalda a Rusia en medio del conflicto bélico en Ucrania y sumarse a la postura de sanciones de Occidente contra ese país euroasiático.
La más reciente acción del ejecutivo de Sofía contra Moscú fue la expulsión de 70 diplomáticos rusos bajo acusaciones de espionaje, a lo que el Kremlin respondió con la advertencia de una posible ruptura de las relaciones diplomáticas.
Bulgaria y la Federación Rusa tienen una relación de muchos años y de gran importancia para el destino del país, indicó entonces Petkov y agregó: “Respetamos al pueblo ruso y valoramos nuestros lazos culturales, históricos, sociales y económicos».
Pero esas declaraciones no evitaron que el PSB de Radev le retirara el apoyo político justo cuando intentaba formar un nuevo Gobierno, tras perder una moción de censura en la Asamblea Nacional.
Además, uno de los socios de coalición, Existe Tal Pueblo, decidió en junio retirar a sus cuatro ministros, tras acusar a Petkov de mala gestión con el dinero público y de querer levantar el veto búlgaro al inicio de las negociaciones de entrada en la UE de la vecina Macedonia del Norte.
Los dos países disienten sobre el pasado común y Sofía exige a su contraparte más garantías para los derechos de los búlgaros étnicos.
Tras la caída del gobierno de Petkov, la coalición que ahora gobierna de forma interina solo ocupa 109 de los 240 asientos del legislativo unicameral.
En ese escenario sobrevino, además, la destitución del presidente de la Asamblea Nacional, Nikola Minchev, por presuntas violaciones a la Constitución y a las reglas parlamentarias de procedimiento.
Sobre el Partido Socialista de Bulgaria, en el que milita el mandatario Roumen Radev, recae ahora la responsabilidad de lograr la estabilidad política en la nación del sureste europeo, cuestión que parece difícil tras más de dos años de crisis, manifestaciones y desconfianza en las instituciones.
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