En un recodo de la Plaza de Actos de esta ciudad del centro-sur de la isla, cuando casi aún se escuchaba el eco del discurso del presidente Miguel Díaz-Canel, y al tiempo que abrían la válvula del entusiasmo, solidarios puertorriqueños y estadounidenses se hicieron las clásicas fotos grupales.
Los grupos apiñados ante el lente corearon consignas y batieron palmas por la Revolución cubana.
La voz colectiva más bulliciosa, el Caribe en su estado más puro fue la de los boricuas, que dieron vivas a sus paradigmas independistas, Lolita Lebrón y Rafael Cancel Miranda, entre otros.
Durante el acto, en la esquina reservada a las delegaciones de la solidaridad, la bandera de la Isla del Encanto, tan parecida a la de la isla grande del Caribe, flamearon con constancia como si necesitaran reafirmar los lazos históricos que unen a ambas naciones, últimos reductos del colonialismo español en América al final del siglo XIX.
Los puertorriqueños de la brigada Juan Rius Rivera amalgamaron sus voces y emociones con los tres colectivos llegados desde Estados Unidos, la XXXII Caravana de los Pastores por la Paz, la brigada Venceremos y los jóvenes nucleados en el Partido Socialismo y Liberación.
Y junto a ellos, de anfitrión Fernando González Llort, en su condición de presidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, pero más que eso el héroe de la lucha silenciosa de su pueblo, por cuya liberación de las cárceles estadunidenses sus invitados de hoy alzaron sus voces en tantas ocasiones.
Boricuas y norteños personificaron en el acto por el Día de la Rebeldía Nacional la solidaridad mundial, que al decir del presidente Díaz-Canel contribuye a la resistencia de Cuba.
En su discurso el mandatario dedicó un capítulo aparte a resaltar lo que significó para la isla asediada por el bloqueo estadunidense el respaldo de gobiernos, instituciones, líderes religiosos, artistas, sindicatos, movimientos sociales, asociaciones de amistad y de cubanos residentes en el exterior, incluido en Estados Unidos.
Junto al recuerdo agradecido a los 43 países que arrimaron su hombro solidario a Cuba en el momento más crudo de la pandemia, el jefe de Estado particularizó sobre las expresiones de apoyo provenientes de Estados Unidos, incluidas las de Ifco-Pastores por la Paz, Puentes de Amor y la Brigada Venceremos.
Un párrafo especial dedicó el también primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, al presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, un puntal en la denuncia de la política genocida del bloqueo estadounidense, que ya sobrepasó las seis décadas.
A la orilla del mar en extrema calma que engloba en su bolsón la bahía de Jagua (Cienfuegos), se levantaron las olas rojinegras de las banderas del Movimiento 26 de Julio, la organización revolucionaria fundada por Fidel Castro a mediados de 1955 para encabezar la lucha insurreccional contra la dictadura de Fulgencio Batista (1952-1958).
La naturaleza y las gentes todas, los amigos y los de casa, reafirmaron a viva voz la frase epílogo del discurso del presidente cubano: “!Vamos a hacer un país mejor!
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