Para el representante del partido de extrema derecha Agrupación Nacional (RN) Laurent Jacobelli, la decisión constituye un desafío a Rusia, al calificar a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de una “vitrina del complejo militar-industrial estadounidense”.
Por su parte, el diputado Aurélien Saintoul, de la fuerza de izquierda La Francia Insumisa (LFI), consideró la adhesión un proceso peligroso y una superposición de la OTAN y la Unión Europea.
LFI votó la víspera en la Asamblea contra la entrada de Finlandia y Suecia en el bloque involucrado en conflictos y agresiones en países como Siria, Iraq, Libia, Afganistán y la exYugoslavia, mientras RN se abstuvo.
Helsinki y Estocolmo justifican su salida del estatus de neutralidad con la operación militar lanzada en febrero por Rusia contra Ucrania, una acción que Moscú atribuye a la necesidad de proteger a la población civil en las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Luhansk y de “desnazificar” y “desmilitarizar” a su vecino, pero Occidente la tilda de “agresión”.
La Asamblea Nacional francesa aprobó por 209 votos a favor y 46 en contra la adhesión, con el respaldo de las bancadas oficialista, conservadora, socialista y ecologista, para convertirse en el vigésimo parlamento en hacerlo, de los 30 que deben dar el visto bueno al pedido de ingreso.
El gobierno galo, en voz de su canciller, Catherine Colonna, celebró la decisión de la Asamblea y el paso “histórico y mayor” dado por Finlandia y Suecia, y reiteró las acusaciones contra Rusia de alegados crímenes en Ucrania.
Según Colonna, la OTAN representa “la defensa colectiva, y en ningún caso es ofensiva”.
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