La académica Cristina Díaz, de la Facultad de Química de la Universidad de La Habana, dijo en declaraciones al medio Juventud Técnica que ante esta situación es necesario el cuidado de las vías respiratorias.
El petróleo es una mezcla de hidrocarburos de diferente composición, recordó la científica.
Cuando se quema produce diferentes gases y partículas de carbón no combustionado completamente (es lo que da la apariencia de humo negro) y ese material particulado puede estar acidificado por la absorción en su superficie de vapor de agua y gases ácidos como el dióxido de azufre o los óxidos de nitrógeno, con acción irritante para las vías respiratorias.
Las partículas más pequeñas pueden resultar mucho más peligrosas que el conocido hollín, porque entran en las vías respiratorias y pueden llegar no solo a los bronquios sino a los pulmones, resaltó.
La académica explicó, además, que el viento puede trasladar a grandes distancias del punto donde se produce la emisión esos vapores y partículas, en dependencia de las corrientes y velocidad del aire, sobre todo las más pequeñas.
Sugiere no exponerse al humo si la nube de este pasa por encima de su casa.
Es necesario permanecer con las puertas y las ventanas cerradas hasta que pase, para evitar inhalar grandes cantidades.
Una vez el grueso de esa nube de humo haya pasado, proceda a abrir ventanas y puertas para que circule el aire, puntualizó.
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