El escenario es inusual y los expertos lo atribuyen a las consecuencias del cambio climático, pues el episodio previo, registrado entre finales de julio y principios de agosto, aún afecta al suroriente francés, en particular al valle del Ródano y su entorno, donde ayer se registraron 37 grados en la ciudad de Nimes y 36 en Aviñón.
De acuerdo con Météo France, la nueva ola de calor, que sigue a las vividas en junio (de manera precoz), principios de julio y los últimos días, durará hasta el 15 de agosto, con el pico de temperaturas señalado para el viernes.
El especialista de esa agencia François Jobard consideró que las dos últimas subidas en el termómetro pudieran tratarse como una misma canícula, más larga que las habituales.
Por tanto, hablamos de una ola de calor de 15 días, una duración demasiado larga, precisó a la cadena Franceinfo.
Ante el nuevo episodio, la cifra de departamentos bajo vigilancia probablemente volverá a dispararse a partir del viernes, en un panorama que genera preocupación al combinarse con la fuerte sequía imperante, situación que atiza los incendios forestales y afecta a la agricultura.
Météo France prevé que el episodio impacte desde mañana el suroccidente, para continuar el miércoles su expansión hacia el norte y en jornadas posteriores hacia el centro y la parte oriental gala.
Cada canícula en Francia genera preocupación y trae a la mente la registrada en 2003, a la que se atribuyen 15 mil muertos.
En ese sentido, las autoridades nacionales y locales instan a la población a mantenerse bajo resguardo e hidratada, a evitar los ejercicios físicos fuertes y el alcohol y a atender a las personas más vulnerables.
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