Son genuinos valores de un país que lleva más de 60 años bajo el bloqueo de Estados Unidos, y si alguna enseñanza ha dejado esa política genocida es la de agradecer la hermandad y brindar paz y solidaridad a naciones de todos los continentes.
Ese «karma» es recíproco en las intensas jornadas tras el siniestro ocurrido el viernes 5 en la zona industrial de la occidental provincia, cuando una rayo impactó en uno de sus ocho tanques de 50 mil metros cúbicos de petróleo.
La inmediata ayuda solidaria de México y Venezuela dan fe de la amistad entre las naciones que en estos momentos unen conocimientos para detener el considerado como el mayor accidente tecnológico de origen natural ocurrido en Cuba.
Al aeropuerto internacional Juan Gualberto Gómez, de Varadero, llegaron aviones de esas naciones con equipamiento para mitigar el fuego de los cuatro tanques colapsados, que han disminuido sus llamas pero el optimismo no significa triunfo aún.
Los heridos por el siniestro son atendidos con insumos y medicamentos recolectados también por cubanos residentes en otras tierras, brigadas médicas en países amigos, asociaciones hermanadas con la Isla, y pueblos y gobiernos que no olvidan el ejemplo de Cuba ante el mundo.
«El pueblo cubano no ha perdido sus virtudes», sentenció recientemente el mandatario cubano; y cuando los nacidos en esta isla reconocen que la causa es justa sólo los detiene la prudencia y el bien común.
Los habitantes de la nación caribeña llevan a sus días el legado del líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, quien enseñó a no rendirse jamás y a sembrar fe, aliento y solidaridad.
Cuba no ha estado sola en estos días en los que su gente ha sentido estrés, temores, tristeza por el dolor ajeno y seguridad en el cuerpo de bomberos y especialistas que llevan más de 100 horas batallando para que todo acabe.
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