Más de 135 misiones de vuelo realizó la tripulación de la base aérea holguinera de la Unidad Militar 3710, cuyas aeronaves captaron las cámaras mientras recogían agua de la bahía matancera, para después adentrarse en la densa humareda y verter el líquido sobre las llamas, que desde el viernes devoraba una parte del reservorio más importante de combustible del país.
Para el Mayor Dairon González, jefe del grupo de aviación, la operación fue en extremo riesgosa, pues para llevarla a cabo tenían en su contra las complejas condiciones climatológicas del lugar, las altas temperaturas, la reducida visibilidad y los fuertes olores de los gases.
Factores esos que hicieron de esa una de las misiones más complejas en las que ha participado el Teniente Coronel Aniel Santiesteban, quien enfatizó que el principal objetivo era extinguir el fuego para asegurar el avance de las fuerzas por tierra.
«En el aeropuerto de Varadero vimos los primeros rayos de sol del sábado 6 de agosto, para desde el primer momento trabajar de forma conjunta con grupos de otras regiones del país en las labores de extinción», recordó el jefe de nave.
El grupo se dividió en dos tripulaciones, las cuales aseguran haber tenido allí su «Girón» (Bahía de Cochinos) y gracias a la combinación de juventud y experiencia pudieron ver el final más pronto de lo esperado.
Del pueblo matancero destacaron su entrega en apoyar a todas las fuerzas allí presentes y con un agradecimiento profundo mencionaron las varias micro, pequeñas y medianas empresas, así como otras entidades que no escatimaron en recursos para ellos.
Según información del Departamento de Extinción del Cuerpo de Bomberos de Cuba, la incidencia del humo disminuyó considerablemente en el lugar y en las próximas horas debe concluir, con éxito, la misión, luego de más de 100 horas de irrigación constante de líquidos.
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