Según un comunicado del Ministerio de Conservación de Nueva Zelanda, del total de delfines varados, siete lograron ser rescatados al final de la tarde, tras subir la marea, mientras otro de ellos logró retornar antes a aguas más profundas.
Sin embargo, otros dos ejemplares, un adulto y una cría, no lograron sobrevivir.
Nueva Zelanda y Australia son dos de los escenarios de la región del Pacífico en donde se produce más varamientos frecuentes de cetáceos y delfines.
El mayor varamiento del mundo ocurrió en 1918 en la Islas Chatham, en Nueva Zelanda, cuando unas mil ballenas piloto quedaron atrapadas en ese remoto lugar.
Los científicos aún no dilucidan por qué en ocasiones las ballenas o los delfines experimentan problemas en su navegación y se quedan varados en aguas de poca profundidad.
Algunas investigaciones barajan la posibilidad de que se extravíen atraídos por contaminación de ruido o guiados por un cabeza de grupo desorientado.
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