Macron refrendó el visto bueno dado a principios de agosto por el Parlamento de Francia a la demanda de las dos naciones escandinavas, que la justifican con una alegada necesidad de tomar medidas defensivas ante la operación militar lanzada en febrero por Rusia contra Ucrania, considerada por occidente una agresión.
En un comunicado, la Presidencia alegó que los dos aliados europeos adoptaron una decisión soberana, “la cual permitirá reforzar su seguridad frente a la amenaza actual en su vecindad inmediata”.
Según el Palacio del Elíseo, Finlandia y Suecia realizarán una contribución significativa a la seguridad en el viejo continente, un criterio no compartido por Moscú, que alertó sobre los riesgos de ese paso y atribuyó sus acciones en Ucrania al objetivo de “desmilitarizar” y “desnazificar” a un país convertido en punta de lanza de occidente para extender la OTAN hacia el este europeo.
Al menos una veintena de los 30 miembros de la Alianza involucrada en las últimas décadas en varias guerras de agresión ya ratificaron su apoyo a la adhesión solicitada por Helsinki y Estocolmo.
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