La comunicación añade que en ese lapso disminuyeron las acciones de los insurgentes que operan en el país desde 2015 cuyas operaciones en auge causaron protestas contra el expresidente Roch Marc Christian Kaboré y precipitaron el golpe de Estado incruento que lo desalojó del poder en enero pasado.
Al presidente Kaboré lo siguió una junta militar encabezada por el teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba, declarado presidente en febrero pasado, quien prometió poner coto a las operaciones de los islamistas, que en realidad aumentaron desde entonces.
La mayor parte de los milicianos musulmanes, medio centenar, fueron abatidos a fines de julio pasado durante una ofensiva por el ataque a una base castrense en la ciudad de Kelbo (norte), región del Sahel, en la cual son fuertes los entes islamistas leales a la red Al Qaeda y Estado Islámico e irradian acciones hacia países vecinos.
En el curso de la represalia, que abarcó regiones del norte, el este, el centro este y el centro oeste, cayeron tres decenas de milicianos islamistas, y los militares destruyeron bases logísticas y arrestaron a sospechosos de ser confidentes de los rebeldes, siempre según la comunicación castrense.
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