Una sequía sin precedentes —con los 96 departamentos metropolitanos en algún nivel de alerta—, tres olas de calor y fuertes vientosse combinaron en julio y la primera quincena de agosto para estimular el avance de las llamas, y se calcula que hay unas 30 mil ha arrasadas.
Los bomberos y personal de protección civil están en movilización permanente en un escenario de mucha tensión, aliviado a principios de esta semana gracias a la llegada de tormentas y precipitaciones, así como por los apagafuegos de refuerzo enviados hace varios días desde Alemania, Austria, Grecia, los Países Bajos, Polonia y Rumanía.
El sur francés ha sido especialmente maltratado por los incendios, con el departamento de Gironda como el más golpeado, dejando un panorama dantesco en las localidades de Landiras y La Teste-de-Buch, donde miles de personas fueron evacuadas.
A mediados de julio, las llamas destruyeron 21 mil ha de pinos en esos territorios y, tan solo del 9 al 12 de agosto, los siniestros afectaron unas siete mil ha en Landiras y ocasionaron severos daños ecológicos.
El presidente, Emmanuel Macron, prevé reunirse con todos los actores involucrados, tanto quienes combaten los fuegos como los perjudicados por las consecuencias.
De su lado, los ministros de Cuentas Públicas, Gabriel Attal, y de Economía, Bruno Le Maire, anunciaron ayudas fiscales para los hogares y las empresas en dificultades por el daño sufrido a partir de los incendios.
Frente a tal desafiante contexto, en un editorial publicado por el semanario Le Journal du Dimanche, la Federación Nacional de Bomberos de Francia y otras dos organizaciones reclamaron recursos al Estado para mejorar sus condiciones de trabajo.
Los demandantes pidieron que se duplique la proporción de la tasa de seguro que financia los servicios departamentales de bomberos y de socorro, y advirtieron sobre el papel del impacto climático en el agravamiento de los fuegos forestales.
De acuerdo con reportes de prensa, al menos 25 personas han sido arrestadas por sospecha de que poseen responsabilidad en los incendios; cuatro de ellas, ya condenadas, y seis, puestas en prisión preventiva.
El ministro del Interior de Francia, Gérald Darmanin, aseveró que nueve de cada 10 de estos fuegos tienen origen humano, y advirtió que los pirómanos pudieran enfrentar hasta 30 años de cárcel si se demuestra su culpabilidad.
(Tomado de Orbe)