Las autoridades recordaron que el país importa todo el fluido que consume, por lo que ve necesario comenzar a actuar de inmediato con medidas voluntarias y no descartó que estas se transformen en obligatorias.
Suiza aspira a que el consumo nacional entre octubre y marzo sea un 15 por ciento inferior a la media de los últimos cinco años, para lo cual instituciones públicas intentarán en la medida de lo posible ahorrar energía al bajar la calefacción de los edificios.
Las autoridades iniciarán también una campaña de concienciación con el objetivo de advertir a los ciudadanos de la necesidad de tomar medidas, ante la previsión de posibles recortes energéticos si la situación empeora en Europa.
El Gobierno no descarta que si fracasan estas medidas, se verá obligado a cerrar instalaciones no esenciales, como podrían ser las deportivas.
Los problemas energéticos en Suiza se agudizaron luego que varios países occidentales activaron sanciones contra Moscú después de que el gobierno ruso reconociera a las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk e iniciara una operación militar especial ante la solicitud de ayuda de éstas para contrarrestar la agresión de grupos paramilitares neonazis y el Ejército de Kiev.
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