De acuerdo con el texto, la obra laureada Mangos, expone de modo magistral la violencia y la crueldad presentes en la región y resultó durante el periodo de confinamiento, una de las medidas sanitarias asociadas a la pandemia Covid-19, como plataforma de expresión de la autora.
Definida también como artista plática, Restrepo considera la escritura como una de sus actividades de reflexión y conexión mediante las letras, y un espacio “para los recuerdos intraducibles en imágenes, pero reproducibles a través de la palabra”.
La creadora, de procedencia bogotana, reside en Argentina hace poco más de diez años, si bien, inicialmente, pretendía estudiar en la nación suramericana y regresar a su tierra de origen, “la ciudad y su gente me cautivaron, me enamoré y ahora tengo una hija”.
Formada también en artes visuales, la literata colombiana advierte en la narrativa mayor comodidad, pese a un coqueteo frecuente con la poesía, y la fauna, flora y cultura le sirven de inspiración, sumado a la cotidianidad de la remembranza y los paisajes.
“La escritura y la oralidad del recuerdo me permiten plasmar y transmitir las imágenes que no encuentran camino en las artes plásticas. Hay algo en el transmitir memorias que me enamora y fue en la escritura donde encontré el espacio para hacerlo”, refirió al portal La ventana de esa institución.
Casa de las Américas, una de las organizaciones convocantes del lauro en Cuba, aseguró que en esta edición recibieron casi mil cien relatos, enviados desde diversidad de lugares del mundo y, por tanto, el jurado otorgó mayor número de menciones respecto a años anteriores.
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