Desde 1981, el gobierno de la nación caribeña concede esa distinción, la más alta otorgada a cubanos y extranjeros; así como, a colectivos en reconocimiento a sus aportes extraordinarios a favor de los valores imperecederos de la identidad nacional y universal.
Durante la lectura del acta, el viceministro de cultura Fernando Rojas reconoció la promoción educativa del conjunto, la transmisión de valores, la defensa de la música popular de la isla, la ardua labor consolidada durante décadas y su puesta en escenas de clásicos internacionales.
El vicetitular significó la incorporación de pequeños con discapacidades; el empeño en la formación de mejores seres humanos, patriotas y seres humanos; su acervo de identidad y la función como impulsores de las relaciones entre Cuba y los demás países del mundo.
Ante las autoridades de la mayor de las Antillas, familiares e integrantes de la agrupación, aludió también a la emergencia de profesionales laboriosos, a partir de esa enseñanza y pedagogía basada en el amor, en hacer el bien y en el fortalecimiento y embellecimiento de su espíritu.
El 21 de julio último, la Universidad de las Artes (ISA) confirió el Doctorado Honoris Causa a Cremata y durante la ceremonia de entrega, con sede en ese centro de altos estudios, el reconocido cantautor Silvio Rodríguez alabó al hombre de “grandes méritos y mayores elogios”.
A su juicio, esos niños y niñas esparcidos por el mundo, bajo el influjo del grupo cubano, actúan, cantan, bailan y piensan y “son humanos tan o más consecuentes que muchos de los llamados mayores”, una obra devenida reflejo de la naturaleza bondadosa de su creador.
Desde la institución académica, en esta capital, Rodríguez significó la vocación transformada en auténtica maravilla, el servicio al prójimo y su comunicación fluida, constante, armónica y contagiosa con los pequeños, herencia también de las útiles vidas de sus padres.
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