Según el Informe Mundial sobre Protección Social 2020-22 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), solo el 44,1 por ciento de los pobladores de la región tiene acceso a al menos una prestación de los servicios asistenciales.
El documento reportó, además, que el presupuesto para esos destinos en la región ha sido, como promedio, el 7,5 por ciento del Producto Interno Bruto en los últimos dos años, en tanto la mitad de los países gastan el 2,6 por ciento o menos, cifra significativamente inferior a la media mundial del 12,9 por ciento.
La OIT ejemplificó que en algunas prestaciones específicas, un 45,9 por ciento de las nuevas madres reciben una licencia de maternidad remunerada y 14 por ciento de los trabajadores desempleados reciben ayuda por desempleo.
El texto detalló que los regímenes contributivos de protección social suelen limitarse a los que trabajan en el sector formal, mientras que los no contributivos van a un pequeño grupo de los más pobres de una sociedad.
Lo anterior significa que una cantidad grande e importante de empleados queda desprotegido, porción que incluye a muchas mujeres, migrantes, autónomos, obreros de micro y pequeñas empresas, domésticos, trabajadores a domicilio y otros que ayudan a las familias.
Además de estas importantes lagunas de cobertura, un segundo problema es que la que existe es a menudo demasiado baja para proporcionar una protección adecuada, debido al nivel relativamente bajo de financiación e inversión en los regímenes de seguridad social.
Asia y el Pacífico están en una encrucijada, ya que se enfrentan a retos en la adecuación de las prestaciones y la sostenibilidad del sistema, junto con el bajo gasto público y la persistencia de formas de trabajo atípicas, dijo el director adjunto de la oficina regional de la OIT, Panudda Boonpala.
La crisis de la Covid-19 dejó claro que la necesidad de protección social nunca ha sido tan evidente y debe abarcar el envejecimiento de la población, la migración, la urbanización, el progreso tecnológico, las catástrofes y el cambio climático, precisó el informe de la OIT.
También instó a que la seguridad social sea más inclusiva y no deje a nadie atrás, al tiempo que apoye un mayor crecimiento, impulsado por la demanda interna, y contribuya a un mayor desarrollo de las capacidades humanas.
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