Michael Roeske, psicólogo clínico y director principal del Centro de Newport Healthcare para la Investigación y la Innovación aclaró que algunos individuos mantienen una actitud habitual antes de tomar la decisión, mientras otros tienen un modo de actuar que no se corresponde con el normal en ellos.
Hay personas que regalan pertenencias preciadas, duermen poco o mucho, prefieren la soledad y conducen en estado de embriaguez.
Otras hasta lo ensayan, “pues muchas veces la gente necesita trabajar para hacer ese intento real porque es algo biológico contra lo que tienes que ir, tu propia supervivencia», subrayó Roeske.
Para Roeske es vital tomarse en serio cuando alguien habla de querer morir, ya sea por suicidio o de otra manera.
«Si alguien está luchando por encontrar una razón para vivir, esa es una persona de mucho mayor riesgo”, comentó el experto citado por el sitio digital de CNN.
Los que dicen ya no me necesitas o sin mi estarían mejor reproducen un sentimiento de que son una carga para sus más cercanos, también tienen peligro para su vida, explicó Roeske.
Los factores psicológicos, las situaciones angustiosas o la genética pueden aumentar la probabilidad de que alguien considere atentar contra su vida.
Entre ellos, ejemplificó el psicólogo, la desesperanza, dolor crónico por enfermedad grave, antecedentes familiares de suicidio, perder el trabajo, ahorros, seres queridos y pareja.
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