En el documento, según informó este miércoles el diario Il Tempo, se propone reducir durante el próximo invierno en un grado la calefacción en los edificios, llevándola hasta 17 con más o menos 2,0 grados en edificios destinados a actividades industriales y comerciales.
La calefacción en las viviendas podrá ser un poco mayor, con 19 con más o menos 2 grados de tolerancia, mientras que se flexibiliza la medida para los hospitales, hogares de ancianos y otros “usuarios sensibles”.
La disposición, que debe ser aprobada aún por el Consejo de Ministros, establece textualmente que los límites de operación de las centrales térmicas “se reducen en 15 días en lo que respecta al período de encendido y por una hora en cuanto a la duración diaria de la ignición».
Indica además que se realizarán controles aleatorios para velar por el cumplimento de estas medidas, especialmente en los edificios públicos, grandes locales comerciales, y en los puntos de mayor consumo.
El ministro de Transición Ecológica Roberto Cingolani declaró recientemente que Italia podrá prescindir del gas ruso a principios del invierno de 2024, lo cual significa que tal dependencia se mantendrá este año, pese a los planes del Gobierno para minimizar la misma.
Según los últimos datos divulgados por el MITE, Italia consiguió importar un 38,2 por ciento menos de gas de Rusia en el periodo de enero a julio de 2022 y llevar los suministros provenientes de ese país del 40 al 23,6 por ciento del total de las importaciones.
Se compensó esa diferencia, según la fuente, con el aumento de los suministros de gas natural de Argelia en un 3,3 por ciento, así como los de Noruega y Países Bajos en un 355,9 por ciento, los de Azerbaiyán en un 73,2 por ciento y los de gas natural licuado en un 27,8 por ciento.
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