Más de 10 obras, entre ellas, esculturas, lienzografías, óleos sobre tela y serigrafías hacen reverencia desde el universo visual de cada uno de sus artífices al Doctor en Ciencias Históricas, a pocas horas de celebrarse 80 años de su natalicio.
Su hijo, Javier Leal junto a los invitados y amigos escucharon de la voz de Eusebio Leal Spengler, una grabación radial, donde expresa con emoción, aquellas bellas palabras que lo llevaron un día a sentir en la fuerza de la imagen pintada, el aroma de la creación artística.
En su infinita labor por preservar la riqueza patrimonial de la denominada Ciudad Maravilla, el gestor cubano no sólo convocó a equipos de arquitectos, pintores, diseñadores, albañiles, carpinteros, editores, ingenieros, herreros o maestros del yeso y del vitral.
Ante cada tarea restauradora, también añadió el necesario aporte del arte para darle vida a La Habana Vieja y sus entornos que superan los 503 años, para lo cual, siempre convocó a una profusa nómina de artistas, devenidos amigos y cómplices en sus diversos proyectos.
Leal entre nosotros trasmite esa lograda cofradía entre el Historiador de la urbe cubana y creadores de la talla de Eduardo Roca Choco, Alicia Leal, Martha Jiménez, Ernesto Rancaño, Enrique Ávila, Isavel Gimeno y Juan Quintanilla, cuyas piezas se acompañan de la oratoria acertada propia del hombre culto y amante de las bellas artes que fue.
Recordarlo es imperativo. Siempre fue y es una inspiración, llevo muchos años caminando La Habana antes de su restauración y vi, paso a paso, toda la labor salvadora de Leal, declaró a Prensa Latina la pintora, Zaida del Río, a quien Leal catalogó como La dama del pincel.
Hasta el espacio expositivo ubicado en la calle Oficios No.162, acudieron varios Premios Nacionales de las Artes Plásticas como el maestro Alfredo Sosabravo, familiares, discípulos y directivos de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.
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