“No existen un medicamento, ni un fármaco milagroso, ni una vacuna, que puedan ayudarnos a prevenir o curar el dengue”, subrayó Castro, quien aseguró que la muerte por esa dolencia puede evitarse.
Consideró vital que el personal médico y de enfermería tiene que estar entrenado y capacitado en el manejo clínico.
Es esencial la educación a la población, no solo en el control del vector, sino también en lo referido a que la familia tenga conocimientos básicos sobre los síntomas y signos de alarma, indicó.
Pues estos -agregó Castro- pueden ser determinantes para atender con oportunidad la enfermedad y, en consecuencia, acudan a los servicios de Salud con prontitud.
“La vida de un enfermo de dengue no se salva en las terapias intensivas, a estas llevamos a los pacientes muy complicados; los enfermos de dengue se salvan desde los primeros días”, enfatizó el experto del IPK.
En ello desempeñan un rol importante la atención primaria y los servicios de atención secundaria que se encargan del seguimiento y la evaluación de los casos, dijo Castro citado por el diario Granma.
Es necesario tener una clasificación de casos –de la cual disponemos en Cuba– basada en síntomas y signos, que incluye los de alarma, así como contar con las guías y los flujogramas de atención.
El dengue es una sola enfermedad, y como tal debe ser manejada, comentó, al tiempo que alertó que hay muchos casos en estos momentos que ni siquiera sangran y, sin embargo, llegan graves a las terapias.
Cuando comienza este fenómeno, que se expresa clínicamente con los signos de alarma, la dolencia pasa a ser grave, aseguró.
Castro llamó la atención sobre síntomas como dolor abdominal, vómito, acumulación de líquidos, sangrados de mucosa, desmayos y otros que expresan que comenzó la fase crítica y el periodo de agravamiento.
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