El Premio Nacional de Arquitectura y director de la Oficina del Conservador de la urbe apeló a un símil entre las ciudades y la sociedad, al referirse a esos entornos urbanos que queremos y a estos otros, humanos, a los que aspiramos, lo cual traduce la esencia de esa norma legal.
Al partir de sus experiencias personales ratificó la diversidad que marca a la familia cubana actual, donde conviven distintas generaciones y profesiones, a la par que consideró muy superior al nuevo cuerpo jurídico, a pesar de que ya el de 1975 representó un notable adelanto social.
Por su parte, Patterson, Premio Nacional de Teatro, se remontó a sus orígenes humildes en el populoso barrio santiaguero de Los Hoyos, en pleno corazón urbano, donde se empinó sobre sí misma y sus circunstancias, como mujer y como negra, que logró realizar su sueño como dramaturga.
La directora del grupo teatral Macubá evocó a su madre como inspiración en la historia de vida de su familia, porque sin leer apenas instrucción supo inculcarles los más nobles valores humanos, lo que ella a su vez ha hecho con su hija y su nieta, actriz la primera y joven periodista la segunda.
Por su parte, Teresa Melo, Premio Nacional de poesía Nicolás Guillén, resaltó las numerosas versiones del Código, hasta un total de 25, tras las intensas consultas populares realizadas en los últimos meses, durante los cuales se llegó a una formulación acorde con todos los cambios en el país.
Omar, Fátima y Teresa estarán entre los miles de santiagueros que acudirán mañana a votar positivamente porque están convencidos de que lo estarán haciendo por el futuro.
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