Considerada una contingencia sanitaria compleja por expertos locales, esta arbovirosis presenta la circulación de tres de sus variantes y marca a Santiago de Cuba como una de las provincias con mayores riesgos ante la enfermedad, a lo cual se suman como agravantes las lluvias recientes.
De los nueve municipios, registran trasmisión los de Palma Soriano, Contramaestre, Julio Antonio Mella, Songo-La Maya y cabecera, donde se priorizan labores de fumigación, tratamiento autofocal en hogares y centros de trabajo, y mantienen alertas las estructuras de atención médica.
Aunque en esas demarcaciones está la peor situación, el dengue está presente a lo largo y ancho de la geografía santiaguera, en cuya memoria histórica se cuentan períodos dolorosos de fallecimientos y estados graves por ser epicentro de ese negativo impacto en décadas anteriores.
En recientes declaraciones, Luis A. Valdés, asesor de la dirección provincial de Salud, evocó a los llamados por él “cuatro jinetes del Apocalipsis”, en referencia a las plagas de viruela, peste, cólera y fiebre amarilla que azotaron esta tierra durante siglos.
Consideró alto el nivel de infestación actual, el cual no es privativo de Cuba sino una realidad epidemiológica presente en América Latina y otras latitudes, que toma fuerzas cuando la Covid-19 ha pasado a ser una incidencia de menor alcance.
Vinculó esa circunstancia a las consecuencias del cambio climático y el desgaste por la pandemia de Covid-19, causada por el coronavirus SARS-CoV-2, entre otros factores que han influido en una baja en los diagnósticos de esta dolencia.
El reconocido epidemiólogo insistió en la necesidad de acudir al médico ante los primeros síntomas para evitar que el dengue evolucione hacia su estadío grave, con riesgos de muerte.
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