Durante la tradicional ceremonia dominical del Ángelus, el Sumo Pontífice se refirió a las pérdidas de vidas humanas como consecuencia del fenómeno meteorológico así como a los desplazados y los daños económicos causados por el mismo.
«Estoy cerca de la gente de Cuba y de Florida, golpeada por un violento huracán. Que el Señor acoja a las víctimas, dé consuelo y esperanza a los que sufren y sostenga el compromiso de solidaridad”, expresó el Papa.
Con categoría tres en la escala Saffir-Simpson (de cinco), y vientos sostenidos de más de 200 kilómetros por hora e intensas lluvias, el meteoro azotó el territorio de Pinar del Río y otras regiones el pasado 27 de septiembre, y ocasionó serios daños a la agricultura, la infraestructura económica y las viviendas.
A su paso posterior por el estado de Florida, en Estados Unidos, Ian dejó edificios arruinados, viviendas sin techos, viales colapsados, zonas inundadas y la tragedia por la muerte de al menos 45 personas, según un recuento de medios noticiosos, a partir de la combinación de informes.
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