Al intervenir en un debate general sobre el tema, como parte de la sesión 51 del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, el representante permanente resaltó que la isla profundiza su Programa Nacional contra el Racismo y la Discriminación Racial, aprobado en 2019
Su implementación ha permitido identificar brechas de inequidad y dirigir el trabajo hacia la eliminación de los vestigios de discriminación, subrayó.
De acuerdo con el diplomático, en este proceso, la sociedad civil cubana ha jugado un papel fundamental, incluyendo a nivel comunitario, con el protagonismo del diálogo y del intercambio de criterios con organizaciones y ciudadanos.
“En Cuba, son ajenas a la vida política, social y económica del país la apología del odio, la xenofobia, la intolerancia y las ideas supremacistas sobre bases de origen nacional, religioso o étnico”, afirmó Quintanilla en el foro.
Asimismo, destacó que la nación antillana extendió su compromiso con la erradicación del racismo más allá de sus fronteras, postura materializada con su apoyo a las luchas de liberación y contra el apartheid en África durante el pasado siglo y su acompañamiento actual a los esfuerzos de otros gobiernos en función de una salud inclusiva.
No descansaremos en el propósito de alcanzar toda la justicia social. Los pueblos del mundo podrán contar siempre con el aporte de Cuba para que los compromisos que asumimos en Durban se hagan realidad, señaló.
A propósito de la Declaración y Programa de Acción de Durban, lamentó que más de 20 años después, los objetivos trazados en esos documentos para la lucha contra todas las formas de racismo, discriminación racial, xenofobia y otras formas conexas de intolerancia, sigan sin lograrse.
Por el contrario, se han exacerbado las desigualdades estructurales que fomentan la discriminación, la intolerancia y la exclusión de afrodescendientes y de otros grupos étnicos, denunció en el Consejo de Derechos Humanos.
Para Quintanilla, constituye una profunda preocupación la subsistencia del racismo estructural en los países capitalistas desarrollados, así como los intentos de eludir su deuda histórica con los pueblos víctimas de la esclavitud.
“Es lamentable que en algunos de los países autoproclamados líderes de los derechos humanos, se sea más proclive a ser detenido o asesinado extrajudicialmente por las fuerzas del orden, solo por el color de la piel», fustigó.
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