De acuerdo con Díaz-Lacayo, en el concepto ciudadano el término de satisfacción se vincula, a su manera de ver, con cuatro grandes elementos.
“El plan nacional de lucha contra la pobreza para el desarrollo humano, los sistemas integrales de calidad, estrategia de la buena gestión pública y la metodología socialista de evaluación de impacto social para el desarrollo de las poblaciones”, detalló en diálogo con Prensa Latina.
Recordó cómo hace 25 años Nicaragua tenía zonas de guerra, las cuales en la época neoliberal se convirtieron en lugares abandonados, y gracias a la Revolución sandinista se recuperaron y hoy la población disfruta de ellas.
“Son polos de desarrollo, zonas atravesadas por carreteras con características de primer mundo que, además del transporte, vinculan incluso las culturas del Atlántico con las del Pacífico, con todas las bondades que eso significa para la identidad nacional y el rescate de la historia”, aseveró.
Según un estudio de opinión publicado en julio último, el 79,3 por ciento de la población aquí, considera a Nicaragua un país en progreso en comparación con la nación que existía a inicio de este siglo.
De ahí que el índice de predisposición política hacia el FSLN sea de 68,9 por ciento frente al 16,8 de la oposición.
A decir de Díaz-Lacayo, vale la pena incorporar enfoques de calidad con ética, compromiso revolucionario, fortalecimiento ideológico, el rescate de la identidad histórica y la autenticidad de tomar decisiones propias que conserven un argumento sin injerencias y antiimperialista.
Desde el punto de vista económico, el analista sociopolítico también resaltó las oportunidades de esta nación centroamericana para las inversiones extranjeras directas, debido a los indicadores macroeconómicos de estabilidad y de paz alcanzada.
“La voluntad de trabajar por Nicaragua y de hacer crecer cada espacio, cada palmo de nuestro territorio, es un deseo colectivo”, enfatizó.
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